Indonesia pide restaurar la democracia en Birmania y llama a reunión urgente

El presidente de Indonesia, Joko Widodo, reclamó este viernes restaurar la democracia en Birmania y llamó a una reunión urgente de "alto nivel" entre los países del Sudeste Asiático para tratar la crisis política birmana.

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"Indonesia insta a que se abra de inmediato un diálogo para la reconciliación que restaure la democracia, la paz y estabilidad de Birmania", afirmó Widodo, quien pidió que se "detenga inmediatamente" el uso de la violencia, que ya se ha cobrado la vida de al menos 224 manifestantes desde el golpe de Estado militar del 1 de febrero.

"Mantendré una conversación con el sultán de Brunéi, país que alberga este año la presidencia rotatoria de la ASEAN (Asociación de Naciones del Sudeste Asiático), para llamar a una reunión de alto nivel que trate la crisis de Birmania", indicó Widodo en un breve discurso publicado en Youtube.

Indonesia ha sido el país de la ASEAN que más se ha implicado en buscar una solución a la crisis desatada en Birmana.

Tras la asonada, la ministra indonesia de Exteriores, Retno Marsudi, inició una gira para reunirse con sus homólogos del bloque regional y algunos países vecinos con el objetivo de buscar una respuesta conjunta al fin de la floreciente democracia birmana a raíz de la toma de poder por parte de los uniformados.

Marsudi, que logró impulsar una reunión virtual de ministros de Exteriores, se llegó a reunir el 24 de febrero en Bangkok con el representante de Exterior nombrado por la junta militar, Wunna Maung Lwin.

Según datos de la Asociación para la Asistencia de Presos Políticos (AAPP), al menos 224 personas han muerto -incluidas 3 al jueves- a raíz de la violenta represión de las fuerzas de seguridad contra las masivas y pacíficas protestas a lo largo de toda Birmania que continúan aún en rechazo de la autoridad castrense.

Los manifestantes reclaman que los uniformados restauren el sistema democrático, respeten los resultados de las elecciones de noviembre y la libertad para todos los detenidos por la junta militar, entre ellos la líder depuesta, Aung San Suu Kyi.

El Ejército, por su parte, defiende la actuación de las autoridades y justifica el golpe por un supuesto fraude electoral en los citados comicios de noviembre, en los que arrasó el partido de Suu Kyi y que fueron calificados de legítimos por los observadores internacionales.