Intensa actividad diplomática para evitar escalada de violencia en Jerusalén

En pleno pico de tensión entre israelíes y palestinos, la actividad diplomática de los países vecinos e incluso de EEUU se ha intensificado en los últimos días para evitar una nueva escalada de violencia en Jerusalén, donde se han producido altercados en la Explanada de las Mezquitas, sagrada para musulmanes y judíos.

A iniciativa de Jordania, los ministros de Exteriores -incluido el palestino- del comité regional árabe fueron convocados hoy en Amán para abordar la situación en el reciento de la mezquita de Al Aqsa; mientras que el ministro israelí de Exteriores, Yair Lapid, se reunió con una delegación del Departamento de Estado de EEUU.

Los ministros árabes advirtieron de que "esos ataques y violaciones representan una flagrante provocación para los sentimientos de los musulmanes", lo que "amenaza con iniciar otro ciclo de violencia", como ocurrió el mayo del año pasado, cuando se desató una escalda bélica de once días entre Israel y las milicias islamistas palestinas de Gaza.

Por su parte, Lapid señaló en su encuentro con funcionarios de Departamento de Estado que Israel “está lidiando con el terror islamista extremista cuyo objetivo es sembrar violencia, miedo y caos”; instó a los líderes regionales a "actuar de manera responsable para calmar la situación" e insistió en que su gobierno está haciando todo lo posible para preservar el status quo en ese lugar sagrado.

Según este status quo, en vigor desde 1967, Jordania custodia la Explanada de las Mezquitas, donde el culto está reservado solo a los musulmanes; mientras que los judíos solo pueden entrar como visitantes y rezar en el cercano Muro de las Lamentaciones.

Sin embargo, cada vez más colonos judíos se cuelan para rezar en el área donde se cree que se ubicó el Segundo Templo, algo visto como una provocación por el mundo árabe y los palestinos, para los que Al Aqsa es parte de su identidad nacional, y especialmente durante el mes sagrado del Ramadán.

Las visitas de judíos y las cargas policiales han provocado la condena del mundo árabe y de las milicias de Gaza, que han advertido de que es una línea roja y han lanzado cohetes desde la Franja a suelo israelí durante dos noches consecutivas, a lo que Israel ha respondido con bombardeos sobre objetivos militares de Hamás, un intercambio de fuego que de momento no ha causado víctimas.

“No aceptaremos en ninguna situación el lanzamiento de cohetes desde la Franja de Gaza contra Israel”, señaló Lapid en ese encuentro con subsecretario de Estado para Oriente Medio, Yael Lempert; el subsecretario de Estado adjunto para Asuntos Israelíes y Palestinos, Hady Amr; y el embajador estadounidense en Israel, Tom Nides.

El líder de Hamás, Ismael Haniye, también mantuvo hoy una conversación telefónica con el ministro ruso de Exteriores, Serguei Lavrov, en la que destacaron la "inadmisibilidad de que se viole el statu quo de los santos lugares, la necesidad de evitar un mayor deterioro de la situación y que los enfrentamientos desemboquen en una confrontación militar a gran escala".

El actual repunte de tensión comenzó hace un mes con una serie de ataques en territorio israelí, que dejaron un saldo de 14 víctimas y fueron seguidos por extensas redadas del Ejército en Cisjordania ocupada, donde desde entonces ya ha muerto más de una veintena de palestinos; antes de que la violencia llegara a Jerusalén hace una semana.