"Hasta ahora era difícil calcular el gasto de seguridad y atención, pero ahora sabemos que participarán representantes de unos 190 delegaciones, entre ellos 50 jefes de Estado, por lo que hemos podido hacer un cálculo sobre el despliegue de seguridad ", dijo en rueda de prensa el portavoz gubernamental japonés, Hirokazu Matsuno.
De los 1,400 millones de yenes se destinarán 800 (5.7 millones de euros) a cubrir los costes del desplazamiento de agentes de policía hasta Tokio desde otras prefecturas, sus horas extra y la puesta a punto de vehículos y otros aparatos, detalló Matsuno.
Los otros 600 millones de yenes (4.3 millones de euros) servirán para cubrir el despliegue de la logística necesaria para recibir y atender a los dignatarios extranjeros, y en ambos casos incluirían la cobertura de las gestiones pertinentes para organizar reuniones bilaterales con motivo de su visita al país con motivo del funeral.
Estos fondos adicionales para el funeral de Estado de Abe saldrán en su totalidad de las partidas correspondientes del presupuesto general de Japón para el año fiscal 2022, apuntó el portavoz nipón, y se sumarán a los 249 millones de yenes (1.8 millones de euros) que el Gobierno ya asignó a la organización de la ceremonia en sí.
Este presupuesto inicial, revelado el pasado 25 de agosto, cubría los gastos para alquilar el lugar donde tendrá lugar el acto, el emblemático estadio Nippon Budokan de Tokio, así como las medidas anticovid a implementar y otros puntos de la ceremonia.
Sumado al anunciado hoy, coste total ascenderá al menos a 1,649 millones de yenes (unos 11,8 millones de euros), seis veces más, aunque parte de los gastos estarán destinado a la seguridad de los dignatarios durante toda su visita y actividades en el país, no sólo en el acto.
Matsuno desglosó estas cifras, que dijo que podrían variar en función de los representantes extranjeros que viajen finalmente al país, porque el primer ministro Fumio Kishida ha ordenado explicar en detalle los pormenores del funeral, entre un alto porcentaje de rechazo de la poblacón de un acto cubierto por el erario público.
El de Abe será el segundo funeral de este tipo en el Japón de posguerra desde el dedicado en 1967 a Shigeru Yoshida.
La familia de Abe ya celebró unas exequias privadas en el templo budista Zojoji de Tokio en julio que congregaron a miles en el área, así como a miembros de su partido, la oposición y diplomáticos.
Abe murió el 8 de julio a los 67 años tras se disparado mientras daba un discurso frente a una estación de tren de la ciudad de Nara, en el oeste del país, en acto electoral.