Kaurismaki presenta en Cannes una magnífica y sencilla historia de amor

En tan solo 80 minutos, Aki Kaurismaki da toda una lección de cine en "Les feuilles mortes", una preciosa y redonda historia de amor, perfecta en su sencillez y que no evita la crítica social, como es habitual en el cine del director finlandés.

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La actriz Alma Poysti, el director Aki Kaurismaki y el actor Jussi Vatanen durante la presentación en el Festival de Cannes de la película "Les feuilles mortes". EFE/EPA/GUILLAUME HORCAJUELO

Una historia que tiene de telón de fondo "el completamente injustificado ataque de Rusia contra Ucrania" porque es algo que "no podemos dejar de lado", señaló en rueda de prensa Kaurismaki.

El cineasta pone radios, en su mayoría antiguas, en muchos de los escenarios en los que se desarrolla el filme y cada vez que alguien las enciende, solo hablan de la guerra. Porque el cineasta finlandés considera que así en un futuro los espectadores que vean la película podrán saber lo que ocurrió.

"Europa ya no existe, en el plano filosófico, no podría hacer un filme sin hablar de este tema y lo hago a través de la radio. Quería mostrar una historia de amor que se desarrollara en este mundo y en estas circunstancias", dijo Kaurismaki antes de exclamar: "¡Viva Ucrania!".

La película está protagonizada por Alma Pöysti y Jussi Vatanen como dos perdedores en el más amplio sentido de la palabra. Ni siquiera tienen nombre en la historia.

Ella es una mujer que salta de trabajo en trabajo, a cada cual peor, y cuya vida se desarrolla en soledad, al igual que él, un hombre cuyo alcoholismo le impide mantener ningún puesto. Dos almas abandonadas que se van encontrando en diferentes ocasiones durante la narración.

Una historia de amor porque es lo que más se necesita en este mundo, a juicio del equipo del filme. "En esta época terrible, es algo extraordinariamente importante", afirmó Vatanen.

El amor, la amistad, el humanismo y las relaciones humanas son el centro del cine de Kaurismaki, que les pone a sus historias un envoltorio surrealista y toques de humor que hacen de sus películas tragicomedias modernas y a la vez clásicas.

"Queda poca empatía y humanismo en este mundo. Adiós amigos", dijo el realizador, que no paró de hacer bromas durante la rueda de prensa.

Con su característico estilo despojado de artificios, una estética entre vintage y directamente vieja, y unos escenarios que de su pura vulgaridad rezuman encanto, "Les feuilles mortes" es un ejemplo perfecto del cine de Kaurismaki.

Una película cuyo guion lo escribió en cinco días sobre una idea que le vino del subconsciente y que está llena de referencias cinematográficas, especialmente a Chaplin, "el mejor de siempre", aunque también dijo que le gusta Buñuel.

Es la quinta película que el finlandés de 66 años presenta en la competición de Cannes, donde en 2002 ganó el Gran Premio del Jurado por "Un hombre sin pasado".