Kazajistán propone a la ONU crear una agencia de control de armas biológicas

El presidente de Kazajistán, Kasim-Yomart Tokáyev, propuso este miércoles ante la ONU la creación de una agencia internacional para el control de las armas biológicas, un órgano que para el país centroasiático se hace más necesario con la crisis del coronavirus.

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En la imagen un registro del presidente de Kazajistán, Kasim-Yomart Tokáyev.

"A la luz de la pandemia global, lanzar un sistema de control de armas biológicas se está haciendo más crucial que nunca", señaló Tokáyev en su mensaje en video a la Asamblea General de Naciones Unidas.

Kazajistán, explicó, plantea el establecimiento de un órgano multilateral con el nombre de Agencia Internacional para la Seguridad Biológica y que respondería ante el Consejo de Seguridad de la ONU.

Esa nueva agencia estaría basada en la Convención sobre Armas Biológicas de 1972, en la que participan casi todos los países del mundo y que prohíbe la producción de este tipo de armamento, pero que carece de mecanismos claros de verificación.

Tokáyev, que como otros líderes abordó en su discurso la respuesta global al coronavirus, advirtió, además, de que el mundo se enfrenta a otros dos grandes problemas comunes: la crisis del proceso de no proliferación y desarme nuclear y el cambio climático.

Kazajistán, que como recordó su presidente renunció voluntariamente a su gran arsenal nuclear de la era soviética, urgió a todos los países a presionar a las potencias atómicas para que tomen las "medidas necesarias y urgentes para salvar a la humanidad de un desastre nuclear".

Sobre el cambio climático, Tokáyev aseguró que se trata de una "crisis existencial" y avisó de que el mundo está perdiendo la carrera contra el calentamiento global.

Sin embargo, destacó que la recuperación tras la crisis de la COVID-19 ofrece una "oportunidad única para poner la protección medioambiental al frente de la agenda internacional".

En ese sentido, Tokáyev reconoció que su país sigue siendo muy dependiente de los combustibles fósiles y tiene mucho por hacer para cumplir con los objetivos para 2030 fijados en el Acuerdo de París, pero insistió en que las emisiones de gases de efecto invernadero se reducirán en un 15 % para esa fecha con una transformación económica y una modernización de la industria.

Según insistió, para hacer frente a todas estas crisis globales, el mundo necesita "restaurar una atmósfera de confianza entre los Estados miembros y reforzar las instituciones multilaterales".

"La falta de confianza entre naciones se ha hecho tóxica para las relaciones internacionales", aseveró, apuntando su intención de trabajar en Asia para impulsar allí una organización para la seguridad y el desarrollo.