Éstas son las claves de la cumbre celebrada estos días en la ciudad rusa de Kazán, capital de la república de Tatarstán:
Putin, un paria con amigos
El presidente ruso apenas ha podido viajar al exterior desde el inicio de la guerra en febrero de 2022 debido a la orden de arresto por crímenes de guerra dictada por la Corte Penal Internacional. Por ello, la cumbre era vital para demostrar a Occidente que Rusia no es un paria que esté aislada en todos los frentes.
El Kremlin invitó a decenas de líderes de lo que llama "nueva mayoría mundial". En honor a la verdad, casi nadie falló. Acudieron todos los líderes de los nueve países miembros -Rusia, China, India, Sudáfrica, Irán, Egipto, Emiratos Árabes Unidos y Etiopía-, con la excepción del brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, que intervino por videoconferencia.
Además, también acudieron a la capital tártara los representantes de los países aspirantes, incluido el líder turco, Recep Tayyip Erdogan, cuya visita fue más breve de lo previsto debido al atentado contra una fábrica militar en Ankara.
La polémica la puso la presencia del secretario general de la ONU, António Guterres, -Ucrania reaccionó indignada- aunque éste abogó por la paz en Ucrania tanto en su intervención como en el cara a cara con Putin.
Demandas de paz en Gaza y condena a Israel
El denominador común de la reunión en sus tres jornadas, incluidas las numerosas reuniones bilaterales, fue la demanda de un inmediato alto el fuego en Gaza. En su defecto, alertaron, la situación puede desembocar en una guerra a gran escala.
Los líderes ruso, chino, iraní y turco exigieron a Israel que ponga fin cuanto antes a los bombardeos, y también hubo duras críticas a Occidente por hacer oídos sordos a las violaciones de los derechos humanos y a la ONU, por su inacción para frenar el derramamiento de sangre.
El presidente palestino, Mahmud Abás, acusó directamente a las autoridades israelíes de "genocidio" y "limpieza étnica" en los territorios ocupados.
Líderes piden a Putin el fin de la guerra en Ucrania
El hartazgo con la guerra en Ucrania de todos los actores presentes en Kazán se hizo muy evidente. El propio Putin reconoció que sus colegas quieren "que la guerra acabe cuanto antes".
"La crisis ucraniana se alarga", aseguró con meridiana claridad el líder chino, Xi Jinping, mientras el primer ministro indio, Narendra Modi, pronunció un claro "no a la guerra".
Guterres le recordó a Putin en su reunión que "la invasión rusa de Ucrania" es "una violación" de la carta de Naciones Unidas y del derecho internacional.
Con todo, Putin se mantuvo en sus trece. Insistió en que las negociaciones deben tener en cuenta la situación sobre el terreno y no negó que tropas norcoreanas hayan sido desplegadas y estén siendo entrenadas para el combate en Ucrania.
América Latina llama a la puerta
Brasil, que asumirá la presidencia de BRICS en 2025, es miembro fundador del grupo. Pero a la cumbre también acudieron los líderes de Venezuela, Nicolás Maduro, quien realizó así su primer viaje al exterior desde la crisis de julio; y Bolivia, Luis Arce.
Además, también asistieron los ministros de Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez, y Nicaragua, Valdrack Jaentschke, todos países interesados en ingresar en los BRICS.
"Se escuchó con fuerza la voz de América Latina representada por los líderes de varios países de la región que comparten los objetivos y principios fundamentales de la alianza", dijo Putin.
Diferencias frenan la ampliación
Muchos países aceptaron la invitación con la esperanza de ingresar, pero el Kremlin les echó ya el primer día un jarro de agua fría. El portavoz presidencial ruso, Dmitri Peskov, admitió "diferencias" sobre la ampliación, que quedaba fuera de la agenda.
En un intento de aplacar el descontento, el comunicado final aprobó el estatus de estado-asociado. Incluso se filtró una lista de países que serán incluidos en esa categoría -Turquía, Indonesia, Nigeria, Argelia, Bielorrusia, Cuba, Bolivia, Kazajistán, Vietnam, Tailandia, Malasia, Uzbekistán y Uganda-, pero su ingreso quedó aplazado sine die.
Según dicha lista, se quedó fuera Venezuela, supuestamente por el veto de Brasil, lo que Caracas consideró un "gesto hostil" y una "agresión" contra los intereses de la nación caribeña.
El asesor especial de Lula, Celso Amorim, replicó que Maduro "hizo promesas que nunca cumplió". El propio Putin, que reconoció como legítimo presidente a Maduro, admitió que discrepa, al respecto, con su colega brasileño.