La junta militar birmana se retracta de su compromiso para parar la violencia

La junta militar de Birmania condicionó este martes su compromiso de acabar con la violencia contra civiles, como acordó el fin de semana con sus socios del Sudeste Asiático, a que el país "vuelva a la estabilidad", mientras se intensifican las protestas y los enfrentamientos entre el Ejército y las guerrillas de minorías étnicas.

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En un comunicado publicado por el periódico oficialista New Light of Myanmar, la junta militar expresó que "considerará con cuidado las sugerencias" de los líderes de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) "cuando vuelva la estabilidad al país", pues las prioridades actuales son "mantener la ley y el orden y restablecer "la paz de la comunidad y la tranquilidad".

El pasado sábado, el jefe de la junta birmana, el general golpista Min Aung Hlaing, asistió a una reunión de ASEAN en Yakarta, donde se comprometió a frenar la violencia contra los civiles, iniciar el diálogo y aceptar a un mediador para solventar la crisis.

Sin embargo, el general Hlaing recalcó en declaraciones a la televisión estatal que se considerará permitir una visita de la delegación de ASEAN "dependiendo de la estabilidad del país".

La aclaración de los uniformados no pareció sorprender al autodenominado Gobierno de Unidad Nacional, formado por cargos electos contrarios a la junta, que acusó a los militares este martes de contravenir su compromiso de parar la violencia contra civiles al "acosar" a manifestantes pacíficos.

A la denuncia del Ejecutivo paralelo se unió la del a ONG Human Rights Foundation of Monland, que indicó que al menos una manifestante falleció el lunes a causa de los disparos de las fuerzas de seguridad y varios fueron detenidos en la localidad de Nyaungshwe, en el estado Shan.

PROTESTAS "RELÁMPAGO"

Este descontento se trasladó a las calles de las grandes ciudades, donde las protestas retomaron vigor hoy en una nueva modalidad "relámpago" que consiste en marchas poco voluminosas y de tiempo limitado cuya ubicación se decide en el último momento.

Este tipo de movilizaciones se pudieron ver este martes en Rangún con la marcha de entre uno y dos centenares de personas con pancartas y haciendo el gesto de los tres dedos, símbolo contra la dictadura militar inspirado de la saga de "Los juegos del hambre".

Los participantes marchan rápido por las calles y luego se dispersan antes de que puedan llegar los militares y la policía, que han matado al menos a 753 civiles en la represión de las protestas desde el golpe militar del pasado 1 de febrero.

Desde el golpe, los birmanos han organizado protestas a diario en distintos puntos del país contra los militares y para pedir la libertad de los más de 3,000 detenidos por la junta, incluida la líder del Gobierno depuesta, Aung San Suu Kyi.

Mientras que la mayoría de las protestas son pacíficas, algunos manifestantes han formado milicias que han protagonizado ataques contra los militares o se han unido a las guerrillas étnicas que combaten al Ejército birmano.

Según constató Efe en el fronterizo Estado Karen, decenas de jóvenes birmanos se han unido en las últimas semanas a entrenamientos militares con las guerrillas étnicas cansados de los escasos logros de las protestas pacíficas contra la junta militar y dispuestos a responder a los uniformados con las armas.

GUERRILLAS ÉTNICAS

Los combates con las guerrillas se han recrudecido en los últimos días, especialmente con el Ejército de Liberación Nacional Karen (KNLA, siglas en inglés) atacó y ocupó este martes un puesto fronterizo del Ejército birmano en el este del país y expulsó a los soldados birmanos.

Horas después, el Ejército lanzó al menos dos ataques aéreos contra posiciones controladas por la guerrilla karen, en un conflicto que ha causado el desplazamiento forzoso de unas 25,000 personas desde que se reavivó tras el golpe de Estado, según confirmó aEfe la organización Free Burma Rangers.

Varias guerrillas de la minorías étnicas, que representan el 30 por ciento de la población del país, llevan décadas alzadas en armas en Birmania (Myanmar) para reclamar una mayor autonomía y tras el golpe militar algunas han expresado su apoyo a los manifestantes prodemocráticos.

CONDENA DE OBAMA

A la contestación interna se han unido en las últimas semanas sanciones económicas internacionales contra los intereses económicos de la junta por parte de potencias como EEUU, la Unión Europea o el Reino Unido y cada vez más voces que piden la vuelta de la democracia a Birmania.

Una de las últimas fue la del expresidente estadounidense Barack Obama, que en un comunicado de Twitter se declaró estar "consternado por la desgarradora violencia contra civiles" y se mostró de acuerdo con las sanciones ejecutadas por el presidente Joe Biden.

"Está claro que los esfuerzos brutales e ilegítimos de los militares para imponer su voluntad después de una década de mayores libertades nunca serán aceptados por la población y no deberían ser aceptados por el mundo en su conjunto", declaró el exmandatario.

El Ejército birmano justifica el golpe de Estado por un supuesto fraude electoral en los comicios del pasado noviembre, en los que arrasó el partido Suu Kyi, como ya hiciera en 2015, con el aval de los observadores internacionales.