Las brasileñas reescriben las reglas contra la violencia machista

Tres mujeres al día fueron asesinadas el año pasado en Brasil víctimas de la violencia de género (1.173 en total) y, en 2017, cada ocho minutos, una fue violada (61,032 casos).

Estas cifras han movilizado a una red de más de 29,000 mujeres que a partir de ahora unirán sus fuerzas para llevar a las instituciones su propia versión de las reglas que deberían protegerlas.

El Grupo de Mujeres de Brasil anunció recientemente su proyecto "El Posicionamiento", un documento redactado por las componentes de los 50 núcleos de la red que será llevado hasta el Congreso, en Brasilia.

Entre las más de 29,000 mujeres que forman el tejido se encuentra Maria da Penha, de 74 años, símbolo del combate a la violencia machista en Brasil después de sobrevivir a dos intentos de asesinato por parte de su marido y transformar su traumática experiencia en una severa ley contra el maltrato que lleva su nombre.

"Yo me siento feliz porque veo que nosotras, este grupo de mujeres, estamos trabajando y pensando para que la ley sea cada vez más fortalecida", expresó da Penha en una entrevista con Efe.

La ley destinada a combatir la violencia de género en Brasil, la llamada "Ley Maria da Penha", supuso un gran avance para miles de mujeres en 2006 pero, en la práctica, no cuenta con una estructura que la haga funcionar.

Según Da Penha, uno de los principales problemas es que se contemplan cuatro órganos para proteger a las víctimas, pero sólo sobre el papel.

"Se van a cumplir 13 años desde que la ley fue creada y estos aún no se encuentran fuera de las capitales (de los estados brasileños)", criticó Penha.

Abogó también por la existencia de al menos un Centro de Referencia para la Mujer en cada localidad, por pequeña que sea, para garantizar asistencia psicológica y jurídica a las víctimas y que este se encuentre dentro de los puestos básicos de salud para que ellas puedan pasar desapercibidas.

"Un mujer puede ser asesinada en un pequeño municipio si es vista entrando en una comisaría para denunciar a su marido", lamentó la activista.

Para la magistrada del Tribunal Superior de Justicia de Sao Paulo Tatiane Moreira, el caso de una mujer que denunció en 2017 a un hombre que eyaculó sobre su cuello durante un trayecto en un autobús en la mayor ciudad del país consiguió poner de relieve una situación recurrente y movilizar a la sociedad civil.

Ello dio impulso a una ley que llevaba años parada en el Congreso, la que tipificó el delito de "importuno sexual" y fue finalmente aprobada en agosto de 2018.

El movimiento feminista en Brasil teme que las pequeñas grandes luchas de las mujeres peligren ahora tras la llegada al poder del ultraderechista Jair Bolsonaro, quien se ha alzado como representante de los sectores más conservadores del Congreso brasileño.

Aunque ha moderado su discurso desde que llegó al poder, el pasado 1 de enero, el mandatario cuenta con un oscuro histórico de declaraciones misóginas y machistas de su época como diputado federal.

En junio de este año el mandatario fue obligado por la justicia a publicar a través de las redes sociales una disculpa pública por decirle a una diputada en 2003 que esta no merecía ser violada "por fea" durante un debate parlamentar.

Ahora, el grupo de Mujeres de Brasil trabajará durante los próximos meses para sacar adelante un texto que analice de forma crítica la actual política en materia de igualdad.

La presidenta de la red y una de las mayores empresarias de Brasil, Luiza Helena Trajano, explicó en una entrevista con Efe que la iniciativa busca crear un impacto en la sociedad, en la prensa y en el Gobierno.

"Queremos posicionarnos sobre lo que estamos seguras que hace falta para cambiar este cuadro", apuntó Trajano.

El pasado jueves, durante un evento, el colectivo ya adelantó su postura sobre cuestiones como un proyecto de ley que, de ser aprobado, aumentaría el permiso de maternidad tras los nacimientos prematuros, o en contra de otro que acabaría con la cuota del 30 % de mujeres en las candidaturas a las elecciones.

La red tiene también una opinión formada en contra del decreto que flexibiliza la compra y pose de armas en Brasil, una de las propuestas más polémicas de Bolsonaro y que, según el grupo, podría aumentar el número de feminicidios por arma de fuego.