En un comunicado, Pierre Krähenbühl, expresó su preocupación por "la desesperación, la miseria y la denegación de dignidad" que provocaron la guerra de 2014 con Israel y el consiguiente bloqueo.
"Las cicatrices físicas y psicológicas se pueden ver en todas partes en la Franja de Gaza. Innumerables niños viven con traumas de la guerra y más de mil han quedado discapacitados para el resto de sus vidas", señaló Krähenbühl. "Esto debería ser un recordatorio de que los conflictos se miden sobre todo por el costo humano que infligen".
La guerra de 51 días del año pasado causó la muerte de 1,462 civiles, incluyendo 551 niños, e hirió a varios miles. En el lado israelí, murieron seis civiles, entre ellos un niño. Según cifras de la ONU, el conflicto causó 1,400 millones de dólares en daños directos e indirectos y 1,700 millones de dólares en pérdidas económicas en el territorio palestino.
Hoy en día, Gaza registra la mayor tasa de desempleo del mundo, con más de un 60 por ciento de los jóvenes sin trabajo. Además, la inseguridad alimentaria afecta al 73 por ciento de la población. Ocho de cada 10 habitantes de Gaza dependen de la asistencia humanitaria para sobrevivir. La electricidad sólo está disponible entre ocho y 12 horas al día, lo que también afecta al suministro de agua. Cada día, unos 90 millones de litros de aguas residuales parcialmente tratadas son vertidos al Mar Mediterráneo debido a la escasez de electricidad y combustible. Finalmente, se estima que las tasas de mortalidad materna se hayan casi duplicado en los últimos 12 meses.
Unas 100,000 personas siguen internamente desplazadas como consecuencia de la guerra, albergadas en alojamientos temporales o refugios improvisados. Krähenbühl deploró el estancamiento de las obras de reconstrucción de las viviendas de Gaza, que 315 días después del alto el fuego siguen en ruinas.
"Es imprescindible una acción política firme en una serie de frentes para lograr el cambio de paradigma necesario en la Franja, empezando por un levantamiento del bloqueo, la concesión de derechos y seguridad para todos, la apertura de las exportaciones de Gaza para estimular la recuperación económica y la libertad de movimiento para todos los civiles", recomendó el director de la UNRWA. "Si bien se han tomado algunas medidas estas semanas, no han sido suficiente para significar un cambio fundamental en las vidas de la población".
A pesar de la grave situación que vive Gaza, el representante de la ONU añadió que los esfuerzos de la UNRWA para asistir a las familias continúan y que espera que los primeros paquetes de ayuda para ayudar a los refugiados a reconstruir sus casas lleguen esta semana.
"A pesar de que las cantidades no son grandes y que llegan con mucho retraso, estas ayudas podrían ser significativas si se puede obtener el financiamiento necesario", concluyó Krähenbühl. "En un Medio Oriente cada vez más inestable, ignorar las necesidades y derechos de las víctimas de Gaza es un riesgo que el mundo no debería correr".