Zenit, que no cita fuentes, señaló que en las gestiones para lograr la liberación intervinieron la cúpula de la Iglesia Ortodoxa rusa, el ministro de Asuntos Exteriores de Grecia y el enviado especial de la ONU para Siria, Lakhdar Brahimi.
Según la citada agencia, cuando se conoció la noticia del secuestro y asesinato del chófer del vehículo en el que viajaban, también un sacerdote, se desplegó una "ampliación acción" para lograr la liberación.
Los obispos secuestrados y liberados son el de la Iglesia sirio-ortodoxa, Mar Gregorios Ibrahim, y el greco-ortodoxo de Antioquía, Paul Yaziji, de la ciudad norteña de Alepo.
Los dos prelados fueron capturados por un grupo armado mientras se dirigían en coche a una aldea cerca de la frontera turca. Los individuos armados les obligaron a bajar del vehículo y asesinaron al conductor.
Tras conocer la noticia, el Vaticano informó que el papa Francisco rezaba por la rápida liberación de los dos prelados ortodoxos, "cuyo secuestros -dijo el portavoz, Federico Lombardi- es la dramática confirmación de la trágica situación que vive el pueblo sirio y su comunidad cristiana".
El Vaticano hizo votos para que "con el compromiso de todos, el pueblo sirio pueda finalmente ver respuestas eficaces al drama humanitario y esperanzas reales de paz y reconciliación".
De una población de unos veinte millones de habitantes, los cristianos sirios apenas llegan al siete por ciento. La inmensa mayoría de la población siria es musulmana.