Macri inagurará por tercera ocasión el año parlamentario frente a diputados, senadores, gobernadores y su gabinete, en una ceremonia anual en la que el mandatario en turno informa el estado de la Nación y los objetivos a corto, mediano y largo plazo.
De acuerdo con diferentes encuestas, el balance positivo de la gestión de Macri es de alrededor del 40 por ciento, muy lejos del 55 por ciento que tenía en promedio a fines del año pasado.
La inconformidad con el gobierno se ha reflejado incluso en las canchas de futbol, en donde en las últimas semanas se multiplicaron los cantos e insultos contra Macri.
Entre los motivos del descontento hacia el gobierno se encuentra la reforma previsional que el gobierno impulsó en diciembre y que fue aprobada por el Congreso, en medio de tensas jornadas en las que la Policía reprimió las movilizaciones en contra de la nueva ley.
Otros factores que afectaron al gobierno fueron los cortes de luz que se intensificaron durante enero y febrero y que dejaron sin servicio a más de 100 mil usuarios que, desde que llegó Macri, han tenido que pagar aumentos tarifarios de más del 500 por ciento.
En el plano político, el caso más complicado fue el escándalo que provocó la denuncia de que el ministro del Trabajo, Jorge Triaca, había despedido con insultos a una empleada doméstica a la que tenía contratada en condiciones irregulares.
Otro ministro que metió en apuros al gobierno fue el de Finanzas, Luis Caputo, ya que se descubrió que manejaba cuentas ocultas en paraísos fiscales, pero Macri decidió sostenerlos tanto a él como a Triaca a pesar de que son cuestionados incluso entre sus compañeros de gabinete.
Al único funcionario que Macri no quiso salvar fue al exsubsecretario general de la Presidencia, Valentín Díaz Gilligan, quien tuvo que renunciar luego de que el diario español El País revelara que había ocultado una cuenta de 1.2 millones de dólares en Andorra.
El gobierno intentó recuperar popularidad a partir de un caso policial, ya que el propio presidente apoyó a un efectivo que mató por la espalda a un delincuente y que después fue procesado.
Más allá de la coyuntura, a Macri le juegan en contra los indicadores económicos, mismos que son cruciales para que pueda pensar en una reelección en 2019.
Una de las principales promesas de campaña de Macri fue reducir la inflación, pero en 2016, su primer año, alcanzó el récord del 40 por ciento, y en 2017 fue del 25 por ciento, superior a lo que había estimado el gobierno.
Para 2018, el gobierno tuvo que corregir sus previsiones inflacionarias y aunque ahora incrementó la expectativa a un 15 por ciento, consultoras privadas creen que en realidad superará el 20 por ciento.
A ello se suman las modificaciones de crecimiento económico para este año, que ya se redujeron del 3.5 al 2.5 por ciento, en parte por la sequía que afectará al estratégico sector agropecuario.
Por otra parte, el gobierno había previsto un dólar a 20 pesos al final de 2018, pero ya superó ese techo, más el endeudamiento récord del 35 por ciento que coloca al país sudamericano en una situación de vulnerabilidad.