El informe surgió días después de que apareciera un video mostrando que la policía golpeaba a civiles de la minoría musulmana, una de las más perseguidas en el mundo, y que el gobierno de Myanmar considera inmigrantes bengalíes.
Por esta agresión del pasado mes de noviembre pero que salió a la luz recientemente, cuatro agentes de policía han sido detenidos por su presunta implicación.
Decenas de miles de rohingyas han huido de una operación militar en el estado noroccidental, lanzada en octubre después de varios ataques mortales contra puestos de policía.
Decenas de personas han muerto en la represión, mientras que los que han llegado a la vecina Bangladesh han afirmado haber sufrido violaciones, asesinatos y torturas a manos de la policía o soldados.
El gobierno de Myanmar, que es liderado en la sombra por la ganadora del premio Nobel Aung San Suu Kyi, señaló que las acusaciones fueron inventadas y se ha resistido a la creciente presión internacional para proteger a la minoría.
La comisión precisó en su reporte que se carece de suficientes pruebas para apoyar las acusaciones sobre violencia generalizada contra la minoría rohingya.
Esta entidad, creada por el gobierno de Myanmar y dirigida por un ex general, Myint Swe, deberá emitir sus conclusiones a finales de enero.
En su reporte, la comisión destacó que hasta ahora encontró "pruebas insuficientes" sobre violaciones llevadas a cabo por las fuerzas de seguridad, a pesar de las decenas de acusaciones en contra.
Todavía se investigan acusaciones de incendio provocado por las fuerzas de seguridad, la detención arbitraria y la tortura.
Sin embargo, la entidad omitió la mención a la afirmación más grave de que las fuerzas de seguridad de Myanmar han matado a civiles como castigo colectivo por los ataques de militantes rohingya contra puestos de la policía.
El informe reconoce que cientos de rohingya han sido detenidos, pero los militantes armados siguen moviéndose con facilidad y las armas robadas aún no se han recuperado.
Myanmar se niega a reconocer a los rohingya como una de las minorías étnicas del país, y en su lugar los describe como bengalíes o inmigrantes ilegales de Bangladesh, aunque muchos han vivido en ese país desde hace varias generaciones.