"Después de cuatro campañas electorales" y cuatro comicios en dos años -los últimos el pasado 23 de marzo-, "la democracia está exhausta", lamentó el jefe de Estado en el transcurso de las reuniones con las formaciones que obtuvieron representación institucional.
Por ahora, ni el bloque de partidos derechistas y religiosos a favor de un Gobierno de Benjamín Netanyahu ni la amplia amalgama de fuerzas opuestas al primer ministro parecen tener una mayoría de 61 escaños en un Parlamento de 120, el mínimo para crear Gobierno.
Está previsto que Rivlin designe al candidato el próximos miércoles y posiblemente Netanyahu sea el que más recomendaciones reciba hoy (52), sin embargo, si no hay sorpresas de última hora, no le será suficiente para asegurar un Ejecutivo de coalición.
Rivlin recibió a primera hora de la mañana al Likud, primera fuerza en los comicios con 30 escaños. Mientras su partido se reunía con el presidente, Netanyahu se sentaba hoy de nuevo en el banquillo de los acusados al retomarse el juicio por corrupción en su contra.
Después de que el Likud recomendara a Netanyahu, fue el turno del centrista Yesh Atid, segunda fuerza con 17 escaños. Esta recomendó a su líder, Yair Lapid, que estos días intentó recabar apoyos entre las formaciones y evitar que el encargo sea para Netanyahu.
El Partido Laborista recomendó a Lapid, y los ultraortodoxos Shas y Judaísmo Unido de la Torá apoyaron a Netanyahu, como se esperaba.
Por otro lado, el partido ultranacionalista Yamina, actor clave que podría decantar la balanza al no haberse inclinado ni a favor ni en contra de Netanyahu, recomendó a su propio líder, Naftali Benet, que se intenta proponer como posible primer ministro en un hipotético Gobierno de rotación, a pesar de tener solo 7 escaños.
Rivlin seguirá con las consultas el resto de la jornada. En total, se encontrará con 13 partidos que mañana se sentarán en un fragmentado Parlamento para la constitución de la vigésimo cuarta legislatura. Aún así, vista la situación, nadie descarta que Israel celebre unos quintos comicios en poco más de dos años por la falta de mayorías.