Rutte, progresistas y ultraderecha, protagonistas de jornada postelectoral

La incuestionable victoria del liberal Mark Rutte en las urnas en Países Bajos compitió en celebraciones durante la jornada postelectoral de este jueves con el ascenso en las urnas de los progresistas D66, con una agenda más europeísta y climática, aunque también con la conquista de más terreno por parte de una ultraderecha dividida.

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La estrategia gubernamental durante la pandemia permitió a Rutte lucirse en Países Bajos como un líder y gestor de crisis para los peores tiempos, a pesar de las críticas por los retrasos en la campaña de vacunación o en la imposición de restricciones, consecuencias que acabó pagando el ministro de Sanidad, Hugo de Jonge, frenando así el golpe que podría haber sufrido el propio Rutte.

Además de la destacada pérdida de los democristianos (CDA), liderados por el ministro de Finanzas, Wopke Hoekstra, y que se quedan con 14 escaños, los progresistas de Sigrid Kaag, también socios de la coalición en funciones, han sido los verdaderos ganadores de la jornada electoral, pasando de 19 a 25 escaños, por detrás de Rutte, cuando en las encuestas se disputaban solo el tercer o cuarto lugar en número de votos.

Con el 88,5 % de los votos escrutados, los 35 escaños de Rutte y los 25 de Kaag jugarán un papel clave en la formación de la futura coalición que gobernará Países Bajos, pero juntos sólo suman 60 de los 150 diputados que tiene el Parlamento neerlandés, por lo que necesitan el apoyo de al menos 16 parlamentarios más para obtener la mayoría.

CDA podría ofrecer sus 14, pero siguen sin ser suficientes. El cuarto socio de la coalición actual es Unión Cristiana (CU), que se queda con los mismos escaños que tenía hasta ahora (5), pero la duda está en si los progresistas estarían dispuestos a volver a renunciar a los puntos sensibles de su programa, como la ley de eutanasia para personas mayores no enfermas, solo para agruparse con los conservadores en el futuro gobierno.

“Los resultados de las elecciones hacen posible una coalición progresista-liberal. Con Rutte y la refrescante y auténtica Kaag a la cabeza, la coalición está preparada para embarcarse en ambiciosos objetivos climáticos, una alineación más sólida con Europa e inversiones en educación”, explicó a Efe Diederik Brink, analista neerlandés independiente.

Según una encuesta de la agencia de investigación Ipsos, los votantes neerlandeses tuvieron la política del coronavirus como un tema importante a la hora de votar por los liberales del VVD, en apoyo a su estrategia, o por el ultraderecha Foro para la Democracia (FvD), un partido que ha ganado ocho escaños, en un 75 % gracias a su resistencia a las restricciones y su negación de la pandemia.

Sin embargo, la mayoría de los votantes se dejaron guiar por otros temas, como el respeto a las normas y valores neerlandeses, la búsqueda de un gobierno fiable, la defensa de la seguridad social, y el clima y sostenibilidad, además de la atención sanitaria, inevitablemente vinculada a la crisis del coronavirus.

Brink consideró que “el cambio principal” que suponen los resultados electorales es “la aniquilación de los partidos de izquierda".

Los verdes Groenlinks han perdido la mitad de sus escaños y solo tendrán 7 representantes en el Congreso, los socialdemócratas PvdA no lograron remontar del castigo electoral que sufrieron en 2017 por apoyar los recortes de los liberales tras la crisis financiera, y se quedaron con sus 9 escaños, y el partido socialista perdió 5 diputados, para quedarse con 9.

Aunque también es destacable, según Brink, “el surgimiento continuo de los partidos populistas de derechas” y con “nuevos partidos, algunos de los cuales son escisiones de un mismo tema, ingresando en la Cámara de los Representantes”. FvD y su escisión JA21 avanzaron por encima de las predicciones, quedándose con 8 y 4 escaños respectivamente.

La ultraderecha de Geert Wilders (PVV), que se vio desplazada por los progresistas al tercer puesto, perdió 3 escaños, pero mantiene aún 17 diputados y seguirá probablemente liderando la oposición al Gobierno neerlandés, lo que, sumado a los otros dos partidos populistas, la suma de la ultraderecha en el Parlamento neerlandés asciende a 29 escaños.

El equilibrio, además de D66, también lo pone Volt, un partido proeuropeo que entra por primera vez en un parlamento nacional, con 3 escaños, lo que ofrece esperanzas a sus filiales en los otros 26 Estados miembros. “La modestia nos conviene ahora”, dijo Laurens Dassen, el líder de este partido, que cree que aún deben “familiarizarse (con el Parlamento) y arreglar asuntos prácticos”, antes de sumarse a una coalición de gobierno.