Se gestan dos escándalos políticos en Alemania por la Cumbre del G-20

En torno a la Cumbre del Grupo de los Veinte (G-20), que tuvo lugar en Hamburgo, se gestan dos escándalos con repercusiones políticas en Alemania: la violencia durante las protestas y la exclusión repentina de varias decenas de periodistas acreditados.

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Los diversos partidos políticos se lanzan unos a otros críticas y acusaciones desde el lunes pasado a causa de los choques entre manifestantes anticumbre y la policía. El contexto en el que se inserta esa lucha política verbal es el de las elecciones generales que habrá en septiembre próximo.

Además tratan de ganar puntos en las encuestas que miden su popularidad electoral. El ministro de Asuntos Exteriores, Sigmar Gabriel, criticó la víspera a la canciller federal, Angela Merkel.

La acusó de hipócrita y ser la responsable de que la cumbre se haya llevado a cabo en Hamburgo, donde nació ella. En los cuatro años que ha durado la coalición de gobierno formada por el Partido Socialdemócrata (SPD) y los dos partidos demócrata cristianos (CDU y CSU) nunca antes se habían emitido ataques de ese tipo a Merkel.

El jefe de la diplomacia alemana pertenece al Partido Socialdemócrata, mientras que la canciller federal es la presidente de la CDU (Unión Demócrata Cristiana). Merkel está avanzando con firmeza en los sondeos electorales y el SPD registra retrocesos continuos.

De la CDU se alzaron desde el domingo y el lunes voces de funcionarios que demandan la renuncia del alcalde socialdemócrata de Hamburgo, Olaf Scholz, por los episodios de violencia callejera durante la cumbre de los pasados días 7 y 8 de julio.

Merkel, en cambio, rechazó publicamente esas demandas y dijo que no veía por qué Scholz tendría que renunciar. Las protestas fueron protagonizadas por extremistas de izquierda, tanto alemanes como de otros países europeos, que viajaron a Hamburgo para atacar la Cumbre del G-20.

El encuentro de los países industrializados y emergentes en esa ciudad-estado se llevó a cabo sin incidentes, mientras que fuera de la zona de seguridad cercada por fuertes barreras policíacas se desarrolló una batalla campal.

Los policías llevaban puesto equipo especial antidisturbios. Utilizaron spray de pimienta y chorros de agua a presión para hacer retroceder a los manifestantes violentos, que se dejaban ir en multitudes en su contra. Estos, por su parte, incendiaron autos, destruyeron escaparates y saquearon tiendas.

Utilizaron los adoquines de las calles para atacar a la policía y lanzaron bombas incendiarias, quemaron llantas y bolsas llenas de basura. Hubo heridos en ambos bandos, pero no hasta un punto crítico.

El Partido Pirata, que también se presentará en las elecciones con muy pocas probabilidades de lograr colocar fracción legislativa en el Parlamento, demandó este miércoles la renuncia del alcalde.

En contraste, políticos socialdemócratas y verdes acusan a Merkel de los sucesos por haber permitido que la Cumbre se llevara a cabo enmedio de una ciudad que cuenta con varios millones de habitantes, lo que incrementa el grado de dificultad para las medidas de seguridad.

La decisión, sin embargo, la tomaron en su momento en conjunto los tres partidos de la coalición de gobierno, el CDU, CSU y SPD. Hamburgo, por su parte, quería ser la sede porque se estimó que iba a lograr proyección internacional.

El alcalde de Hamburgo ha hecho declaraciones acongojadas por la mala imagen que dieron las escenas de violencia callejera y las molestias que tuvieron que soportar los hamburgueses.

Los extremistas de izquierda, los llamados Autónomos, echan toda la culpa por lo sucedido al gobierno de Scholz y al sistema, y acusan al político socialdemócrata de violar los derechos humanos por lo que consideran el maltrato de que fueron objeto por parte de las fuerzas del orden.

Los socialdemócratas alemanes acusan además a la derecha demócrata cristiana de querer proyectar a los extremistas de izquierda como "los malos", y de ser "ciego" sobre la violencia de los extremistas de derecha.

El otro escándalo que se incuba atañe a la prensa. Los policías destacados en la entrada del centro internacional de prensa en Hamburgo impidieron la entrada a periodistas que habían gestionado su acreditación, y ésta les había sido otorgada.

Los agentes de seguridad llevaban una lista de 32 nombres con la que checaban si el periodista estaba en ella. No daban explicaciones de ningún tipo, solo le impedían el ingreso. Varios medios tomaron fotografías de las listas, de manera que se sabe quienes fueron excluídos.

El suceso constituye una violación a la libertad de prensa, que en Alemania fue hasta ahora un valor muy preciado. La Conferencia de la Prensa Alemana (Bundespressekonferenz) demandó una investigación. La Comisión para la Protección de los Datos Personales ya puso en marcha una investigación.

El portavoz oficial del gobierno alemán, Steffen Seibert, no ha dado respuestas convincentes a las interrogantes que le han plantado los medios de prensa al respecto. De su oficina solo se se ha informado que esos periodistas eran "un riesgo para la seguridad", sin dar mayores precisiones.

La sospecha de los medios de comunicación alemanes es que la lista provino de un gobierno extranjero de los que tomó parte en la Cumbre, que no quería a determinados periódicos y canales de televisión. En concreto se especula que fue Turquía. El caso no tiene precedentes en la Alemania de las últimas dos décadas.

La represión contra la prensa le costó el puesto a quien era presidente de Alemania en 2012. El demócrata cristiano, Christian Wulff, trató de amedrentar al diario Bild para impedir que sacara un reportaje especial sobre créditos con condiciones muy favorables que recibió de gente adinerada para comprarse una casa cuando era ministro presidente de Baja Sajonia.

A ello se sumaron otras acciones del funcionario y el semanario alemán Spiegel puso la foto de Wulff en la portada con el título de "El Gorrón“. Wulff tuvo que renunciar.

 

 

Fuente: Notimex