Sin rastro de jóvenes secuestradas por Boko Haram medio año después

"Bring Back Our Girls" (Traigan de vuelta a nuestras chicas) era el lema de pancarcas que sostuvieron personas de la talla de la primera dama estadounidense, Michelle Obama, la actriz Angelina Jolie o la princesa Magdalena de Suecia ante las cámaras de televisión, en una campaña a la que se unieron personas en todos los rincones del planeta.

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Sin embargo, pese a la repercusión internacional, sigue sin haber rastro de las más de 200 escolares secuestradas en el norte de Nigeria hace ahora seis meses y que se cree están en manos de los terroristas de Boko Haram. Y entretanto, muchas de esas campañas se han enfriado.

Durante la noche del 14 al 15 de abril la milicia Boko Haram (cuyo nombre significa la educación occidental es pecado) asaltó una escuela de chicas en la ciudad de Chibok y obligó a las jóvenes, de entre 15 y 18 años, a subir a sus camiones. Poco después, desaparecieron en zonas selváticas y pantanosas intransitables.

Es difícil de imaginar el sufrimiento al que están siendo sometidas: cuatro de ellas lograron escapar recientemente en una arriesgada huida, según informó el semanario "Sunday Times" citando a un negociador británico que participó en las conversaciones fallidas para su liberación.

"Desvelaron cómo fueron violadas todos los días que duró su cautiverio y que las amenazaron con matar a sus familias si decían una palabra crítica con Boko Haram o si se atrevían a hablar inglés", señaló el diario.

El líder de Boko Haram, Abubakar Shekau, emitió contradictorios mensajes de video sobre las jóvenes, primero presentándolas como rehenes y exigiendo a cambio la liberación de milicianos presos, después asegurando que se habían convertido al islam y "casado" con combatientes y también amenazando con venderlas como esclavas.

Boko Haram afirma que quiere establecer un califato en el norte de Nigeria, de mayoría musulmana. Desde que hicieron saltar por los aires el cuartel de la ONU en la capital nigeriana Abuya con un coche bomba en agosto de 2011, asesinaron a miles de personas en ataques contra escuelas, mercados, iglesias y comisarías de policía.

El presidente de Nigeria, el cristiano Goodluck Jonathan, ha prometido en varias ocasiones que acabará con la milicia, que no se queda atrás en atrocidades si se la compara con el Estado Islámico (EI).

"Nuestras fuerzas de seguridad están librando una batalla con los terroristas", declaró el pasado 1 de octubre durante el 54 aniversario de la independencia del país de más de 170 millones de habitantes. "Movidos por un afán patriótico dan golpes devastadores al corazón del terror".

El Ejército ya pudo anunciar algunos éxitos: unos 130 combatientes fueron detenidos en el estado de Borno, donde surgió Boko Haram, y decenas fueron abatidos. Pero la respuesta de los terroristas llegó poco después, con un video que mostraba la supuesta decapitación de un piloto de la aviación nigeriana cuyo avión había sido abatido durante la operación contra la milicia.

En Borno impera el miedo de que Boko Haram consiga conquistar, tras varias pequeñas localidades, Maiduguri, la capital del estado de dos millones de habitantes. Por el momento el Ejército logró repeler un ataque a 35 kilómetros de las fronteras de la ciudad, pero está mal equipado y apenas motivado.

El obispo católico de Maiduguri, Oliver Dashe Doeme, exigió urgentemente que se arme mejor a los soldados. Sólo de esa forma "podrán hacer frente a los bien equipados terroristas", dijo en declaraciones a la televisión alemana Deutsche Welle. De lo que podría ocurrirles a los en torno a 120,000 católicos de su diócesis en el caso de una victoria de Boko Haram da una idea el avance del Estado Islámico en Irak.

El Parlamento nigeriano ha aprobado entretanto un crédito solicitado por el presidente de 1,000 millones de dólares (unos 800,000 millones de euros) para comprar nuevas armas.

Además, los jefes de gobierno de Nigeria, Níger, Chad y Benin anunciaron la semana pasada la intensificación de acciones militares conjuntas contra Boko Haram. Sin embargo, muchos dudan de que ello pueda cambiar la relación de fuerzas frente a los islamistas financiados por países del Golfo.

Una cuarta parte del presupuesto nigeriano ya se destina al Ejército y la policía, calcula el escritor Marc Engelhardt en su libro "Heiliger Krieg - Heiliger Profit" (Guerra santa, beneficio santo") sobre los terroristas en África, en el que habla de la existencia de mafiosas estructuras en Nigeria e influyentes beneficiarios secretos del terrorismo y constata que la mayor parte de los millones que financian la lucha se filtra por oscuros canales.

"Mientras el gobierno de Jonathan intenta drenar los pantanos de corrupción en muchos otros lugares, aparecen nuevas fuentes de financiación, gracias a las amenazas de Boko Haram", asegura.(DPA)