Tensión en Kenia al alegar el partido del primer ministro fraude electoral

La coalición del primer ministro de Kenia, Raila Odinga, que va segundo en el recuento de las elecciones presidenciales del pasado lunes, alegó hoy que los resultados han sido manipulados y pidió que se detenga el cómputo de los votos.

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Kenianos se preparan para emitir su voto en la fortaleza de viceprimer ministro, Uhuru Kenyatta, en un colegio electoral registrado en Gatundu, Kenya, el pasado 4 de marzo.

"Tenemos pruebas de que los resultados que hemos recibido han sido manipulados", aseguró el "número dos" de Odinga, el vicepresidente keniano Kalonzo Musyoka, en una declaración hecha ante los periodistas en Nairobi.

"En algunos casos -explicó Musyoka-, el total de votos depositados excede el número de votantes registrados".

"Debido a estas preocupaciones, nosotros, como coalición, consideramos que el proceso de recuento nacional de votos carece de integridad y debe detenerse", subrayó el representante de la Coalición para la Reforma y la Democracia (CORD).

El vicepresidente subrayó que sus acusaciones no representan "un llamamiento a la movilización masiva", y que la coalición está "comprometida con el principio del imperio de la ley".

"Seguimos pidiendo calma, tolerancia y paz a los kenianos", agregó Musyoka, mientras el país aguarda con paciencia a saber el nombre de su próximo presidente tras los comicios del lunes, los primeros desde la violencia postelectoral de finales de 2007 y principios de 2008, que causó unos 1,300 muertos.

El "número dos" de Odinga hizo la sorprendente declaración un día después de que la Comisión Electoral Independiente de Kenia (IEBC) decidiera reiniciar el recuento de votos manualmente por los fallos del sistema electrónico, a fin de poder divulgar resultados oficiales (los resultados electrónicos eran provisionales).

Según el nuevo cómputo, el viceprimer ministro Uhuru Kenyatta -imputado por la Corte Penal Internacional (CPI) por supuestos crímenes contra la humanidad cometidos durante la violencia de 2007 y 2008- encabeza la carrera presidencial.

De momento, Kenyatta, hijo del primer presidente de Kenia, Jomo Kenyatta, obtiene 3,1 millones de sufragios, tras haberse contabilizado los votos en 132 de las 291 circunscripciones electorales, en tanto que Odinga cuenta con 2,5 millones.

El presidente de la IEBC, Issack Hassan, salió al paso de las alegaciones de la coalición de Odinga y negó cualquier alteración de los votos: "Les garantizo -aseveró- que yo y la comisión somos árbitros imparciales".

"No ha habido ningún resultado -prosiguió- en el que los votos hayan excedido el total de votantes registrados".

Hassan aseguró que la CORD no le ha presentado ninguna queja formal por escrito, como es preceptivo en este tipo de casos, y zanjó su réplica con una rotunda advertencia: "No podemos parar el recuento de votos porque éste es un proceso legal".

En este clima de tensión, la Iglesia Católica instó hoy a los kenianos a "mantener la calma" hasta que finalice el recuento de la IEBC, que legalmente tiene de plazo hasta el próximo lunes para anunciar oficialmente los resultados electorales definitivos.

Asimismo, el presidente de la Sociedad Legal de África Oriental, James Mwamu, alertó hoy en Nairobi de que los comentarios irresponsables de los políticos pueden socavar la confianza en la Comisión Electoral Independiente en un momento crucial para el país.

Aunque guardó hoy silencio, la Coalición Jubileo, que lidera Kenyatta, protestó ayer contra la idea de incluir los votos nulos en el número total de sufragios del recuento.

Sin embargo, Isaack Hassan ya recalcó esta semana que los resultados electorales se basarán en el número total de votos, tal y como estipula la Constitución.

Entretanto, la Alianza del Sector Privado de Kenia (KEPSA), que representa a más de 180 empresas, ha advertido de que la incertidumbre política puede perjudicar a la economía, pues las compañías contienen el aliento y han aplazado decisiones fundamentales hasta conocer quién gobernará el país.

Más de 14 millones de kenianos estaban llamados el pasado lunes a participar en unas elecciones generales cuyo último precedente eran los comicios de diciembre de 2007, en los que las acusaciones de fraude electoral desencadenaron una ola de violencia tribal.

Para evitar una repetición de esos violentos incidentes, los comicios del pasado lunes estuvieron vigilados por unos 99,000 policías y numerosas misiones de observación electoral, entre ellas de la Unión Europea (UE) y del estadounidense Centro Carter.

La UE y el Centro Carter valoraron ayer positivamente el desarrollo de las elecciones y la alta participación, que la IEBC cifró en más del 70 por ciento.