Trump intenta incentivar cambios en la Policía sin dejar de defenderla

El presidente de EE.UU., Donald Trump, firmó este martes un modesto decreto que busca persuadir a los departamentos de Policía del país de que mejoren sus estándares de uso de la fuerza, pero dejó claro que no ve los casos de brutalidad como un problema estructural, sino como excepciones aisladas.

Etiquetas: 

Trump anunció su primera medida concreta contra la violencia policial en un acto cuyo contenido tuvo tanta importancia como su contexto: el presidente acababa de reunirse en privado en la Casa Blanca con los familiares de una decena de afroamericanos que murieron a manos de policías o expolicías.

Sin embargo, ninguno de ellos asistió luego a su discurso en el jardín de la Casa Blanca, en el que sí estuvieron presentes numerosos representantes de agencias del orden y sindicatos de policías, que rodearon a Trump cuando firmó su decreto.

"LEY Y ORDEN" POR ENCIMA DE TODO

Ese hecho reflejó las contradicciones de la respuesta de Trump a las protestas que sacuden EE.UU. desde hace casi un mes, ya que el presidente ha denunciado la injusticia de casos como el del afroamericano George Floyd, pero también ha alentado la represión de las manifestaciones y ha defendido casi sin matices a la Policía.

"Los estadounidenses quieren ley y orden", insistió Trump este martes, repitiendo uno de sus lemas electorales y sin reconocer en ningún momento la existencia del racismo sistémico que denuncia el movimiento "Black Lives Matter" ("Las vidas negras importan").

"Es enano, es un porcentaje pequeño" el de policías que abusan de su autoridad, subrayó el presidente, sin relacionar esos excesos con el racismo o la situación de las minorías.

SUBVENCIONES EXTRA PARA LOS DEPARTAMENTOS QUE CAMBIEN

El decreto que firmó Trump ordena a su Departamento de Justicia distribuir subvenciones federales solo a aquellos departamentos de policía que se comprometan a adoptar buenas prácticas en el uso de la fuerza y en el entrenamiento de los agentes, y que obtengan un certificado emitido por una entidad independiente.

"Estos estándares (para el comportamiento de los policías) serán tan altos y fuertes como sea posible en la Tierra", aseguró Trump.

Entre otras cosas, los departamentos de Policía que quieran optar a esas subvenciones deberán comprometerse a "prohibir" la práctica de agarrar del cuello para dificultar la respiración a los detenidos, la misma que acabó con la vida del afroamericano George Floyd en mayo en Mineápolis (Minesota).

No obstante, bajo el decreto, esa práctica sí se permitirá cuando "la vida de un agente esté en riesgo", una excepción que para muchos activistas favorece la impunidad; y el veto no se aplica a otras maniobras que no asfixian pero sí impiden el flujo de la sangre al cerebro.

El impacto de la medida es limitado, porque Trump no puede obligar a los departamentos de Policía a comprometerse con esos estándares, y solo puede incentivarlos con la promesa de fondos federales.

UNA BASE DE DATOS SOBRE MALA CONDUCTA POLICIAL

El punto más ambicioso de su decreto es la orden de crear una base de datos nacional que permita compartir información a las agencias federales, estatales, locales y tribales, con el fin de que si un agente es despedido por mala conducta en una ciudad, no pueda incorporarse fácilmente al departamento de policía de otra.

La orden también recomienda a los departamentos de policía que adopten programas en los que trabajadores sociales acompañen a los agentes cuando estos respondan a llamadas sobre incidentes no violentos que impliquen a personas sin hogar, adictas o con enfermedades mentales.

La medida recibió el respaldo inmediato del mayor sindicato policial de EE.UU., la Orden Fraternal de la Policía; pero también críticas de la oposición demócrata, cuyo líder en el Senado, Chuck Schumer, opinó que es insuficiente para lograr los "cambios integrales y la rendición de cuentas" que necesita el país.

Trump se mostró dispuesto a trabajar con el Congreso para aprobar reformas más ambiciosas, pero la Casa Blanca ya ha dejado clara su oposición a un punto clave de la propuesta de ley impulsada por los demócratas, aquel que facilitaría las demandas a los policías acusados de matar o herir injustamente a ciudadanos.

"ESTAMOS HARTOS DE PALABRAS AMABLES"

La medida tampoco convenció a uno de los familiares de afroamericanos fallecidos que acababan de reunirse con Trump, Dwayne Palmer, cuyo hermano Everett murió en 2018 en una prisión de Pensilvania tras recibir supuestos malos tratos de los policías.

En declaraciones a la cadena televisiva PBS, Palmer explicó que no quiso fotografiarse con el presidente para que no les "utilizara" para distraer la atención o "cantar victoria", y que solo dará crédito a Trump "una vez que haga el trabajo" necesario para reformar el sistema.

"(Trump usó) palabras amables. Pero al menos en mi familia, ya estamos hartos de palabras amables. Queremos ver acción", indicó Palmer.