Un año después, el papa emérito Benedicto goza de una vida serena

Su decisión fue un shock para el mundo. Ahora, un año después de renunciar al papado, Joseph Ratzinger goza de una vida tranquila y sigue cumpliendo con su compromiso de "permanecer oculto al mundo".

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El antiguo papa Benedicto XVI, que nació como Joseph Ratzinger en la región alemania de Baviera, fue el primer sumo pontífice de la Iglesia católica que decidió renunciar en casi 600 años de historia. Y lo hizo el 11 de febrero de 2013.

Al verse aliviado de las responsabilidades que conllevaba el cargo, Ratzinger "volvió a florecer", citó el periódico La Repubblica declaraciones de su secretario personal, monseñor Georg Gänswein, la semana pasada.

Benedicto, quien adujo razones de edad al dar a conocer su decisión, cumplirá 87 años el 16 de abril. Ocupó el máximo cargo de la iglesia durante casi ocho años, en momentos en los que la institución volvió a verse sacudida por una serie de escándalos relacionados con casos de pedofilia entre sus sacerdotes y documentos confidenciales filtrados por lo que se conoció como el VatiLeaks.

Se dice que ahora Ratzinger pasa sus días tocando a Mozart, Beethoven y Bach en el piano, leyendo publicaciones, mirando las noticias por la noche, actuando de anfitrión para visitas ocasionales y estudiando teología.

"Lo veo bastante a menudo, también hablamos por teléfono", dijo este viernes el cardenal Tarcisio Bertone, quien como secretario de Estado de Benedicto fue su mano derecha.

"La última vez fue el 26 de diciembre... estaba en perfectas condiciones, tanto física como intelectualmente. Siempre muy despierto y alerta, y aún goza del don de una memoria formidable", comentó Bertone.

Benedicto vive en un convento dentro de los jardines del Vaticano, protegido por la mirada atenta de la Guardia Suiza. Es atendido por cuatro asistentas que trabajaban con él desde cuando era papa y por Gänswein y su hermano Georg, que acaba de cumplir 90 años.

Existían ciertos temores de que la situación de "dos papas" en el Vaticano desestabilizara la Iglesia, dividiéndola entre los seguidores del alemán y del actual sumo pontífice, el argentino Jorge Mario Bergoglio. Pero eso nunca ocurrió.

El papa Francisco no ha dejado pasar oportunidad para rendir tributo a su antecesor.

"Si tengo alguna dificultad o si hay algo que no entiendo, lo llamo por teléfono. 'Dime, ¿puedo hacer esto?'", contó Francisco en julio, describiendo a Benedicto como "un abuelo sabio".

En tanto, Benedicto ha cultivado el bajo perfil. Sus únicos comentarios en público fueron en septiembre, cuando dirigió una carta a un ateo italiano en la que habló en defensa de la fe y se refirió a los casos de pedofilia dentro de la iglesia.

"Quienes creyeron que la convivencia (de Benedicto y Francisco) (...) podía ser un problema, los subestimaron", comenta a dpa el historiador Alberto Melloni.

Las especulaciones que apuntaban a que Benedicto se convertiría en un "vigilante teológico" que no le perdería pisada a su sucesor "demostraron ser totalmente erróneas", añade Melloni, incluso a pesar de que Francisco ha adoptado perspectivas muy diferentes a las del antiguo papa.

"Benedicto XVI y Juan Pablo II pensaban que la Iglesia debía pelear como un antagonista" y reafirmar su perspectiva en asuntos clave como el matrimonio homosexual y el aborto, mientras que Francisco ha optado por evitar la confrontación directa, hace notar el historiador.

Con la destreza de Francisco en el manejo de los medios, la Iglesia católica, si bien no ha cambiado de doctrina, ha dado un giro en el tono, poniendo mayor énfasis en la compasión y en la misericordia. Bajo el pontificado de Benedicto XVI, el Vaticano era visto como una institución más rígida y austera.

Pero mientras que el actual papa inspira grandes esperanzas de cambio, hay quienes señalan que, si se quiere señalar quién fue el verdadero revolucionario, debería mirarse a Benedicto, quien al renunciar al cargo puso en primer plano las limitaciones y la fragilidad humanas, también para quien ocupa el cargo presuntamente infalible y central al frente de la Iglesia.

"Es una elección que ha dejado una huella en este año y lo seguirá haciendo en épocas futuras de la iglesia. Sí, creo que tendrá consecuencias para pontificados futuros", opinó el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, en diciembre.

Uno de los pocos corresponsales del Vaticano que predijeron la elección de Francisco, Iacopo Scaramuzzi, hizo un comentario en este sentido cuando la revista Time eligió al argentino como personaje del año.

"Bergoglio es un gigante, pero no caben dudas de que el otro hombre del año o, más vale, del siglo, es Joseph 'Che' Ratzinger", escribió Scaramuzzi en Twitter. El tiempo dirá si la decisión realmente fue tan revolucionaria como para ser recordada como un hito en la historia de la institución cristiana. (DPA)