Un Consejo de Seguridad dividido votará este viernes sobre la ayuda a Siria

El Consejo de Seguridad de la ONU tiene previsto votar este viernes dos proyectos de resolución rivales sobre el suministro transfronterizo de ayuda humanitaria al norte de Siria, después de que Rusia haya propuesto una extensión del actual mecanismo por sólo seis meses.

Irlanda y Noruega, que lideran desde hace semanas las negociaciones, han planteado una prórroga de 12 meses y, al menos de inicio, defendían la reapertura de un cruce fronterizo cerrado hace un año por insistencia de Rusia.

El mecanismo de suministro humanitario desde Turquía, del que según la ONU dependen millones de sirios en la provincia de Idlib, último bastión rebelde, expira este sábado, por lo que todo el proceso se desarrolla contra reloj.

Rusia, el gran aliado del Gobierno sirio, se ha opuesto hasta ahora a las propuestas circuladas por otros miembros del Consejo de Seguridad y hoy presentó un texto alternativo, que dejaría abierto el único cruce actualmente autorizado por un periodo de seis meses, según fuentes diplomáticas.

Naciones Unidas y sus socios humanitarios, respaldados por las potencias occidentales, han insistido en la importancia de que la renovación sea de al menos un año para poder contar con cierta estabilidad y han reclamado además que se recuperen algunos de los cruces cerrados en los últimos años para garantizar acceso a la ayuda a toda la población que la necesita.

Dado su poder de veto, Rusia tiene capacidad para frenar cualquier iniciativa, por lo que podría forzar al resto de miembros a aceptar una renovación más corta si no quieren que el suministro de ayuda se frene en seco.

En los últimos años, esta cuestión ha provocado importantes choques entre las potencias del Consejo de Seguridad y, en esta ocasión, Estados Unidos la ha convertido en una de sus grandes prioridades en Naciones Unidas.

Rusia insiste en que el suministro transfronterizo de ayuda beneficia a “grupos terroristas” que controlan Idlib y defiende que todas las operaciones humanitarias deberían canalizarse a través de Damasco, cruzando las líneas del frente.

Sin embargo, y pese a muchas negociaciones, esas operaciones desde el interior del país siguen sin materializarse y, según la ONU, no pueden en ningún caso sustituir el tipo de asistencia que se está entregando desde el exterior.

La organización ha advertido que si se paralizan las operaciones desde Turquía habrá "consecuencias devastadoras" para la población de esta zona del noroeste de Siria, donde alrededor de un 75 % de los algo más de 4 millones de habitantes dependen de la ayuda internacional.