Unas 1,200 escuelas cierran por los asesinatos de profesores en el sur de Tailandia

Unas 1,200 escuelas permanecerán cerradas hoy y mañana en Tailandia en respuesta al aumento de los asesinatos de profesores por parte de supuestos rebeldes musulmanes en el sur del país, adonde hoy se trasladará la primera ministra, Yingluck Shinawatra.

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Un soldado tailandés inspecciona un colegio incendiado en la provincia de Pattani, al sur de Tailandia, el pasado 29 de noviembre.

La Confederación de Profesores de las Provincias Fronterizas del Sur acordó la medida tras reunirse con responsables de los centros ante la proliferación de los ataques con armas y bombas dirigidos contra los centros.

La primera ministra visitará la provincia de Pattani para mostrar su apoyo a las víctimas de la violencia y anunciar un aumento de recursos y personal para garantizar la seguridad en los centros educativos, según el diario "Bangkok Post".

En el último ataque perpetrado el pasado martes, un grupo de insurgentes abrió fuego contra un Bann Bangor en Pattani y mató al director del centro y a un docente que estaban comiendo en el interior.

Unas horas antes, una niña de dos años, una mujer de 23 y dos hombres de 37 y 74 murieron al ser tiroteados por cuatro separatistas musulmanes en una provincia vecina de Narathiwat.

Los ataques, que no suelen ser reivindicados por ningún grupo en concreto, van dirigidos en la mayoría de las ocasiones contra supuestos informantes y profesores, a los que los insurgentes acusan de imponer la cultura budista y tailandesa en las provincias de mayoría musulmana.

Así, los atentados con armas ligeras, asesinatos y atentados con explosivos en las provincias de Pattani, Narathiwat y Yala, se repiten casi a diario a pesar del despliegue de unos 40,000 efectivos de las fuerzas de seguridad y la vigencia del estado de excepción.

Más de 5,300 personas han muerto en esa región tailandesa desde que el movimiento separatista islámico, formado por media decena de grupos, reanudó la lucha armada en enero de 2004.

Los insurgentes denuncian la discriminación que sufren por parte de la mayoría budista del país y exigen la creación de un Estado islámico que integre estas tres provincias, que configuraron el antiguo sultanato de Pattani, anexionado por Tailandia hace un siglo.