Unicef denuncia la irrupción de soldados etíopes en su oficina de Mekele

El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) denunció este lunes que miembros de las Fuerzas Armadas de Etiopía irrumpieron en la sede de Mekele, capital de la región conflictiva de Tigray, y desmantelaron el equipo para la transmisión y recepción de transmisiones vía satélite (VSAT).

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"Este acto viola los privilegios e inmunidades de la ONU y las reglas del Derecho Internacional Humanitario con respecto al respeto de los objetos de la ayuda humanitaria", dijo la directora ejecutiva de Unicef, Henrietta Fore, en un breve comunicado en el que condenó lo ocurrido "en los términos más enérgicos".

Fore remarcó que Unicef "no es, ni debería ser nunca un objetivo" y aseguró que la prioridad de su agencia en Tigray, en particular, y en Etiopía, en general, "es ayudar a los niños más vulnerables, incluidos los 140,000 niños que ya afrontan condiciones de hambruna".

"Pido a todas las partes del conflicto en Tigray que acaten las reglas de la guerra y que respeten y protejan a las agencias humanitarias. Las partes en conflicto no deben registrar, confiscar o interferir con las operaciones de ayuda humanitaria, deben permitir el acceso a las poblaciones necesitadas y deben proteger a los niños en todo momento”, subrayó Fore en el texto.

La denuncia de la dirigente de Unicef coincide con la declaración unilateral de un alto el fuego del Gobierno de Etiopía en el conflicto de la región septentrional de Tigray.

En un comunicado leído hoy en la televisión estatal, el Ejecutivo etíope decretó el alto el fuego y emplazó al Ejército federal y a las fuerzas armadas regionales (en referencia a las fuerzas de la vecina región de Amhara, implicadas en la guerra), a respetarlo.

El conflicto en Tigray estalló el pasado 4 de noviembre después de que el Gobierno central atacara al FPLT, el partido en el poder entonces en ese territorio, en represalia por una presunta agresión previa de fuerzas tigriñas a una base del Ejército federal.

Desde entonces, miles de personas han muerto, cerca de dos millones se han visto desplazadas internamente en la región y al menos 75.000 etíopes han huido al vecino Sudán, país fronterizo con Tigray, según datos oficiales.