Analizan aguas de importante bahía de Florida cercana a embalse contaminado

Científicos de la Universidad del Sur de Florida (USF) comenzaron este miércoles a analizar la aguas de la bahía de Tampa (costa oeste) para determinar su calidad y el impacto medioambiental de un cercano embalse con desechos líquidos de fosfato, que preocupó por su posible colapso y grietas.

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El equipo de científicos de la Facultad de Ciencias Marinas de la USF estudiará el grado de contaminación de las aguas de esta bahía floridana cercana a la antigua planta de procesamientos de fosfato de Piney Point, en el condado de Manatee, investigada por posibles brechas en su embalse de aguas residuales.

Los expertos planean recolectar muestras de agua, sedimentos y peces tanto de Tampa Bay como del puerto de Manatee, unas muestras que los científicos examinarán a su regreso para determinar el grado de oxígeno, la salinidad, el pH, los nutrientes y los niveles de carbono en el agua.

Las autoridades del citado condado confirmaron este martes que no se ha detectado una segunda brecha en el embalse con desechos líquidos de Piney Point, por lo que dieron luz verde a la reapertura de la importante autopista interestatal US 41 y cancelaron la orden de evacuación.

Según el Departamento de Protección Ambiental de Florida (FLDEP), la preocupación por una segunda fuga provino de un chorro de aguas residuales que empuja decenas de miles de galones adicionales diarios día hacia el río Piney Point Creek, que se conecta con la Bahía de Tampa.

Pero ya se informó a las personas que viven y trabajan cerca de la antigua planta de que podían regresar con seguridad.

Las autoridades locales y estatales temían un "inminente" colapso de uno de los estanques de retención, lo que habría causado un desastre ecológico, pero el riesgo se ha reducido desde que los equipos de bombeo de agua comenzaron a hacer su trabajo.

Sin embargo, continúa la alerta ecológica por el daño que pudiera ocasionar este vertido en la bahía de Tampa, un gran puerto natural y estuario del golfo de México en la costa oeste central.

Otra de las preocupaciones es que todavía quedan unos 300 millones de galones de aguas residuales en el depósito en el que se detectó una primera brecha.

Uno de estos estanques de retención, que contiene entre 700 y 800 millones de galones (entre 2.600 y 3.000 millones de litros) de desechos líquidos, presentaba grietas y filtraciones y preocupa una rotura y la liberación de su contenido.

Por otro lado, la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU) de Florida demandó este martes al alguacil del condado de Manatee, Rick Wells, por poner en riesgo la salud de los reclusos de la cárcel situada en la zona de evacuación por posible inundación, de colapsar el embalse de Piney Point.

La demanda señala que el alguacil gestionó mal la seguridad del personal de vigilancia y de los presos de la prisión al no evacuarlos.

En la petición de emergencia, la ACLU solicita el traslado de los presos a un lugar seguro debido al potencial colapso del depósito de aguas residuales de fosfato de la vieja planta.

Los activistas sostienen que la cárcel está en la zona de evacuación obligatoria y que al menos 700 reclusos permanecen todavía en la cárcel del condado de Manatee.

Según medios locales, las preocupaciones inmediatas por la fuga se han disipado y ahora el foco del caso se ha desplazado al posible impacto ambiental del vertido y el estado ecológico de las aguas de la costa y estuarios.

Hasta el martes por la noche, más de 180 millones de galones de agua contaminada se habían drenado del gran embalse de Piney Point hacia Port Manatee, que conecta con la bahía de Tampa. Varias agencias estatales se han desplazado hasta la zona de Piney Point para determinar el impacto ambiental de sus aguas contaminadas.