El abogado Chima Williams, un David nigeriano contra el Goliat petrolero

Pese a la lucha incansable contra la contaminación causada por la explotación petrolera del delta del río Níger, en el sur de Nigeria, la situación "empeora cada día", denuncia el abogado ambientalista Chima Williams, que recibió hoy el Premio Goldman ("Nobel de Medioambiente") para África de 2022.

"Los mismos problemas con los que lidiábamos en los años noventa siguen ahí y se están agravando y multiplicando", lamenta en una entrevista telemática con Efe Williams, una suerte de David nigeriano contra el Goliat de las petroleras.

Este abogado ayudó a las comunidades de tres localidades en el estado sureño de Rivers a denunciar ante la justicia neerlandesa a la multinacional Shell y a su filial nigeriana por varios derrames de crudo que devastaron sus tierras entre 2004 y 2007.

Las fugas arrasaron los manglares, cultivos y estanques de uno de los ecosistemas más diversos del continente, tiñendo de un pegajoso negro paisajes antaño verdes y exuberantes, lo que dejó sin medios de vida a comunidades enteras.

Cuatro campesinos de esas aldeas, con la representación de la ONG Milieudefensie -la sección neerlandesa de Amigos de la Tierra, cuyo núcleo nigeriano lidera Williams-, demandaron a la compañía en 2008 y, en 2013, una primera sentencia estableció que la filial nigeriana debía compensar solo a uno de los afectados.

Pero después de que ambas partes recurrieran el fallo, el Tribunal de Apelación neerlandés dictó una histórica sentencia el 29 de enero de 2021, al considerar a la filial nigeriana de Shell “responsable” de los derrames en dos de las localidades -Goi y Oruma- y dictar que debía indemnizar a los cuatro demandantes.

Fue la primera vez que una empresa y su subsidiaria eran juzgadas en Países Bajos por sus acciones en otro país. Además, aunque la Justicia absolvió a la matriz británico-neerlandesa, sí que consideró que Shell había violado su deber de diligencia.

“Para el movimiento ambientalista en Nigeria y en otras partes de África, esta sentencia nos dio ímpetu para seguir luchando, ser más creativos y estar más unidos que nunca”, asegura Williams.

LOS DESAFÍOS EN NIGERIA (Y EN EUROPA)

Años de sentencias favorables en tribunales nigerianos que no se materializaban llevaron a Williams y a su equipo a buscar justicia más allá de las vastas fronteras de Nigeria, el país más populoso y primer productor de petróleo de África.

“Hemos demostrado que puedes lograr justicia en los tribunales pero el desafío siempre ha sido que, aunque consigas un veredicto favorable, no puedes disfrutar de sus efectos”, explica el letrado.

Esos procesos “te dejan en una situación peor que en la que estabas al empezar, porque has gastado tiempo, energía y recursos pero la sentencia no es implementada por el Ejecutivo”.

Williams recuerda, por ejemplo, cuando en 2005 lograron que la Justicia nigeriana ordenara a la filial de Shell detener el llamado “gas flaring”: la combustión del gas natural residual que se libera durante el proceso de extracción del petróleo, una práctica muy contaminante.

Tres años después, la compañía aún no había implementado esa sentencia pero, cuando el abogado y otros activistas y periodistas quisieron protestar, Shell los acusó de invadir sus instalaciones y las Fuerzas Armadas acabaron arrestándolos, recuerda Williams entre carcajadas irónicas.

Sin embargo, buscar justicia en Países Bajos tampoco ha resultado fácil.

El abogado celebra una victoria agridulce para un caso que se alargó en los tribunales durante trece años muy “tortuosos”. De hecho, dos de los cuatro demandantes murieron durante este tiempo sin poder ver el resultado de su esfuerzo.

“Es muy doloroso y te deja sentimientos encontrados. No importa conseguir una sentencia favorable si las víctimas que lucharon por ella no están vivas para beneficiarse del fruto de su trabajo. Pone en cuestión la lucha en sí misma”, reflexiona.

Los gastos económicos de litigar en el extranjero o la dilatación del juicio -un problema que, según ha podido comprobar Williams, no es solo africano sino de los sistemas judiciales en general- fueron algunos de los obstáculos que enfrentaron al llevar el caso a Europa.

TODA UNA VIDA ENTREGADO A LA CAUSA

Chima Williams lleva toda una vida entregado a la protección de la tierra. Su trayectoria empezó cuando el ambientalismo no era todavía un concepto acuñado o conocido por todos.

“Cuando fundé la Asamblea Ambientalista de Estudiantes (1998) no existía nada parecido en ninguna institución de Nigeria o de África occidental”, señala.

Su universidad ni siquiera contaba con una asignatura de derecho ambiental, así que todo lo tuvo que aprender “por asociación".

El entonces estudiante se inspiró en grandes referentes nigerianos, como el abogado defensor de los derechos humanos y del medio ambiente Oronto Douglas (1966-2015) o el arquitecto, activista y poeta Nnimmo Bassey (1958).

Los problemas no han cambiado demasiado desde entonces, según Williams, pero esta sentencia sienta un precedente y enciende la esperanza.

“¡Queremos ver un medio ambiente bien gestionado, un medio ambiente restaurado y que sostenga las vidas de las personas!”, exclama el abogado, como invocando su anhelo para Nigeria.