El urbanista Carlos Moreno: La naturaleza tiene que recuperar el espacio público

Ante unas ciudades saturadas por el asfalto y el urbanismo de zonificación que divide artificialmente los núcleos urbanos, el urbanista colombiano y profesor de la Universidad de La Sorbona, Carlos Moreno, señaló en una entrevista con EFE la importancia de que la naturaleza “recupere el espacio público”.

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Fotografía facilitada por Asociación Dircom del urbanista colombiano Carlos Moreno. EFE

Según el experto urbanista, para tener más biodiversidad, un aire más limpio y mayores reservas hídricas en las ciudades “hay que transformar el espacio público para que las urbes sean ecológicamente viables”.

“Vivimos en ciudades saturadas de edificios, asfalto y vehículos que están desequilibrando nuestro modo de vida”, añadió Moreno, quien destacó la necesidad de “descentralizar” los servicios esenciales de la calidad de vida.

De esta forma, “tanto los comercios, centros educativos y sanitarios, los centros de trabajo y de ocio, así como las zonas verdes, serían de proximidad” para una mejor distribución de la carga urbana.

Moreno, vecino de París -donde ha ejercido de asesor de la alcaldesa, Anne Hidalgo-, participó la semana pasada en el Congreso Internacional de la Asociación de Directivos de Comunicación celebrado en la sede del IESE Business School de Madrid, en el que ofreció una conferencia sobre movilidad sostenible y el concepto de ciudad de 15 minutos.

Con este enfoque del espacio público “se podría mejorar la viabilidad ecológica urbana y la calidad de vida en la ciudad”, con el objetivo de responder a los desafíos ambientales urbanos, como “la contaminación del aire, la escasez hídrica y el déficit de naturaleza”.

El urbanista colombiano lamentó “las grandes extensiones ocupadas por el asfalto en las ciudades”, un paisaje de “alta mineralidad” resultado de décadas de “urbanismo de zonificación”, un proceso que ha confinado a la naturaleza de forma “artificial” en las ciudades.

Moreno alertó de que en esta suerte de “carrera por asfaltar la ciudad”, ha primado “el principio productivista centrado en los vehículos y la mineralidad”, más que “la importancia de la naturaleza para la calidad de vida de los ciudadanos”

Sin embargo, “si lo que se quiere es reintegrar la biodiversidad”, hay que establecer conexiones entre “los lugares de cultura, ocio y esparcimiento para democratizar el espacio público con naturaleza”.

Ante los retos ambientales para los edificios de las ciudades del siglo XXI, y más allá de la rehabilitación energética y la instalación de paneles solares, Moreno plantea introducir la “arquitectura regenerativa”, ya que un edificio puede “respirar” por sí solo si se "vegetaliza correctamente”.

“En definitiva, se trata de mejorar la respiración de la ciudad”, una función “tan vital como el pulso en un organismo humano”.

Uno de los “hábitos” más saludables para esta “vitalidad” urbana son las conocidas como “ciudades de 15 minutos, supermanzanas, o barrios vitales”: múltiples nombres para referirse a la “regeneración de las ciudades con una proximidad multicéntrica”.

Este planteamiento implica “deshacerse de los planteamientos urbanísticos de hace 80 años”, unos planes caracterizados fundamentalmente por moldear las ciudades en zonas: barrios ricos y pobres, distritos financieros y sectores culturales, entre otros.

Este enfoque tradicional ha logrado que los ciudadanos “asuman las grandes distancias como parte de la vida cotidiana urbanita”, algo que ha perjudicado “a la socialización, la convivencia y las interacciones en el espacio público”.

En cambio, el concepto de la ciudad de 15 minutos “refleja una proximidad multicéntrica, con espacios verdes multiusos, diversas opciones de movilidad sostenible y comercio y empleo locales” que socialmente generan más interacciones que “los barrios fantasma tradicionales”.

Según el urbanista, “la habitabilidad de grandes ciudades europeas como Madrid, París, Londres o Milán está disminuyendo porque están enfrentadas a su pasado arquitectónico, y su futuro depende de la adaptación al cambio climático”.

Para Moreno, “no habrá un cambio real hasta que no se disminuya a su punto mínimo el impacto ambiental generado por la movilidad de vehículos de combustión y se acometa la rehabilitación de la mayoría de los edificios con climatización obsoleta”.

Sin embargo, el profesor de la Universidad de la Sorbona concluyó que “no es suficiente una política urbana local, regional o nacional”, ya que “los ciudadanos también tienen que contribuir con un consumo responsable, consciente y mucho más frugal”.