El día comenzó con una protesta organizada por Greenpeace a las puertas del Altice Arena, sede de la Conferencia, que fue bloqueada rápidamente por la policía.
Los manifestantes querían colgar carteles en demanda de la firma de un tratado global de los océanos "fuerte" que impulse la protección de al menos el 30 % de los mares para 2030 y permita crear una red de santuarios marinos.
En el plenario de la conferencia, tras escuchar a mandatarios e instituciones internacionales durante varias jornadas, hoy llegó el turno de jóvenes y sociedad civil.
"Los jóvenes deben tener un lugar en la mesa", reclamaba Charley Peebler desde la ONG "Heirs to our oceans". Y lanzaba un guante a Naciones Unidas: reducir a 15 o 16 años la edad mínima de participación en este tipo de foros.
"Mi generación tiene que aprender más sobre estos desafíos, necesitamos instrumentos para encontrar soluciones", insistía.
"Si hablamos de próximas generaciones, esas generaciones deben estar en la sala", demandaron desde Earth Eco International.
"Nosotros vamos a tener que lidiar con las consecuencias de nuestras acciones, o mejor, con vuestra falta de acción", advertía la portavoz de la organización.
También desde el Movimiento Millenials pidieron un asiento en la mesa para los verdaderos afectados por la emergencia climática.
"¿Dónde están los niños, los jóvenes de las comunidades indígenas, con discapacidad, adolescentes, los representantes del sur global?. Somos la generación más vulnerable. ¿Y los pescadores artesanales o las mujeres que pescan?", se cuestionó su fundadora, la peruana Rosalía Díaz Garavito.
Los indígenas pidieron igualmente que se les reconozca el lugar que les corresponde.
Una veintena de personas de países como Bangladesh, Kenia, India, Colombia y Brasil se reunieron a las puertas del Altice Arena para pedir mayor representación de las comunidades locales. Forman parte del movimiento "Un sitio en la mesa" y, junto a otras organizaciones del mismo sector, han firmado una petición conjunta en la que piden, entre otros temas, aumentar su participación en la gestión de las zonas costeras, garantizar y promover la presencia de la mujer en la pesca, proteger la técnica artesanal ante otros sectores competidores e impulsar el apoyo a los jóvenes.
DECLARACIÓN CERRADA
La Conferencia de Lisboa cerrará este viernes con una declaración política de principios que no incluye compromisos vinculantes ni metas cerradas.
El documento fue pactado por los Estados miembros antes del inicio de la cita, confirmó este jueves el secretario adjunto para Asuntos Económicos y Sociales, Liu Zhenmin, que aseguró que la declaración demuestra la "voluntad en todo el mundo" por avanzar en la protección de los océanos.
El texto reconoce el "fracaso colectivo" para avanzar en el cumplimiento del Objetivo de Desarrollo Sostenible 14 referente al océano y el efecto "devastador" del cambio climático en los mares, y pide "más ambición" para ponerle solución.
Recoge una serie de compromisos para lograrlo, como el desarrollo de soluciones de financiación innovadoras o la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero del transporte marítimo internacional, aunque sin medidas concretas u horizontes temporales.
Su ratificación pondrá fin a cinco días de debate en los que han participado delegaciones de más de 150 países.
La próxima conferencia será en 2025 y, previsiblemente, estará organizada de forma conjunta entre Francia y Costa Rica, según adelantó hoy el presidente francés, Emmanuel Macron, que lanzó la candidatura de ambos países en una breve intervención ante el pleno.