La contaminación asfixia a Corea del Sur y muchos señalan a China

Una densa contaminación atmosférica ha anegado Corea del Sur en los últimos meses hasta alcanzar niveles récord, un quebradero de cabeza del que muchos responsabilizan a China.

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Desde que arrancó el año, la estampa se ha hecho común en prácticamente cada rincón del país, donde el paisaje, sea urbano o rural, amanece muchos días cubierto por una espesa neblina que genera picor de ojos y garganta.

Es el llamado "polvo fino", como se denomina en Corea del Sur a lo que se conoce como "partículas en suspensión", diminutos cuerpos sólidos contaminantes que flotan en el aire.

En el nordeste de Asia su aparición se ve exacerbada por un fenómeno meteorológico conocido como "polvo asiático" o "polvo amarillo", que desde hace miles de años se origina en los desiertos de China y Mongolia y viaja hacia el este transportado por el viento, especialmente en primavera.

Sin embargo, la presencia de esta neblina en la península coreana no solo se ha incrementado en el último lustro, sino que también se ha extendido más allá de los meses primaverales y su composición se ha vuelto más nociva.

En enero el aire en Seúl alcanzó una concentración de PM 2.5 (las partículas más pequeñas y dañinas) más de siete veces por encima del nivel recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

"La situación es realmente seria. Tengo dos niños y estoy preocupada por su futuro si esta contaminación en el aire persiste. El Gobierno debería solventar esto con medidas concretas", dijo a Efe Kim Na-Hyun, ama de casa de Seúl, durante uno de los peores días de contaminación en marzo.

La situación ha disparado la venta de mascarillas, purificadores de aire e incluso secadoras -cada vez menos hogares quieren tender fuera la colada- y se ha convertido en una de las principales preocupaciones ciudadanas y en un quebradero de cabeza para los políticos.

Incentivar el uso del transporte público y el ahorro energético, limitar la circulación de vehículos diesel o sustituir plantas térmicas por fuentes renovables está entre las recomendaciones de los expertos para reducir la gran cantidad de óxido de nitrógeno que genera a diario Corea del Sur, tal y como recogen varios estudios.

No obstante, estas investigaciones, realizadas por organismos como la NASA estadounidense, el Ministerio de Medio Ambiente surcoreano o el Gobierno Metropolitano de Seúl, apuntan a que una parte destacable del problema es transfronterizo.

Y es que, al margen de que la creciente deforestación en China y Asia Central aumenta cada vez más las oleadas de "polvo amarillo", esos trabajos muestran que la arena arrastra hacia el este la contaminación que produce la actividad industrial china, especialmente si se dan una serie de condiciones meteorológicas.

Y en el arranque de 2019 se han dado varias a la vez: pocas precipitaciones, anticiclones que generaron aire cálido y estanco o ausencia de corrientes gélidas procedentes de Siberia.

"Los días extremadamente neblinosos y el aparente aumento de este fenómeno en la península de Corea en los últimos 4-5 años responden principalmente a condiciones meteorológicas específicas que han aumentado el transporte de partículas desde China, y a esto hay que sumar las emisiones locales", explica Kim Jhoon, profesor de Ciencias Atmosféricas de la Unversidad Yonsei de Seúl.

Kim, experto en análisis de la calidad del aire mediante imágenes por satélite, muestra distintas instantáneas tomadas en días recientes de alta contaminación para corroborar lo que dicen muchos estudios: que, en los días en los que el "polvo fino" es especialmente denso, un 70-80 % de las partículas procede de China.

Ante la creciente gravedad del problema, Seúl se muestra cada vez más insistente al mencionar el tema del "polvo fino" en sus conversaciones con Pekín que, pese a negar su responsabilidad, se ha mostrado abierto a colaborar en proyectos conjuntos como, por ejemplo, los que buscan generar lluvia de manera artificial para limpiar la atmósfera.

China es un aliado regional clave y principal socio comercial y sostén económico de Corea del Sur.
Por Andrés Sánchez Braun