Ricardo Aguilar (Oceana): Los bosques marinos no deben estar en segundo plano

El calentamiento progresivo de los océanos, la acidificación de sus aguas o la conservación de los bosques marinos, a menudo "relegados a un segundo plano" respecto a los terrestres, son temas para el debate en la COP27, una cita que, a priori, suscita perspectivas "poco halagüeñas" entre los científicos y expertos en la materia.

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Este es el caso del científico y asesor de Oceana Ricardo Aguilar, quien, en una entrevista con EFE, sostiene que el principal problema de las COP (Conferencias de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático) consiste en que "se alcanzan acuerdos que deberían haberse alcanzado hace diez o quince años y entonces ya no resultan suficientes debido a lo rápido que está evolucionando el cambio climático".

El también director de expediciones de Oceana recuerda que el océano absorbe más del 25 por ciento de las emisiones de dióxido de carbono (CO2) y el 90 por ciento del exceso de calor provocado por el calentamiento global, lo que le confiere un papel muy importante en la mitigación del agravamiento del cambio climático.

Sin embargo, diversos estudios han puesto de manifiesto que si no se tienen en cuenta los cambios oceánicos la crisis climática se seguirá agravando, hasta hacer "inalcanzables" las metas del Acuerdo de París.

"Ya hemos sobrepasado muchos límites para que algunas especies se estén viendo afectadas" por el calentamiento global "y eso que ni siquiera hemos llegado a los 2 grados centígrados o al 1.5 de límite establecido", señala Aguilar.

A pesar de ello, considera que no hay que bajar la guardia y que lo mejor es seguir trabajando para conseguir las metas acordadas, un objetivo para el que se necesita que las COP sigan poniendo "mucho énfasis en la adaptación al cambio climático" y en la inversión económica para llevarlo a cabo.

Aguilar espera que en la cumbre de Sharm el Sheij se aborden aspectos imprescindibles para la supervivencia de las especies marítimas o de la calidad de las aguas de los océanos y de sus bosques, entre los cuales destaca la necesidad de reducir el consumo de fuel "del 20% al 40 %" por parte del transporte marítimo y las pesqueras para proteger los ecosistemas "que fijan el carbono en los océanos".

Recuerda además la conveniencia de analizar cómo repercute el calentamiento global en las especies marinas "que poseen esqueleto calcáreo, como corales, cangrejos o moluscos", al ser las que reciben "más impacto" del cambio climático, hasta el punto de que sus caparazones pueden llegar a ser "demasiado blandos par poder proteger al animal que vive dentro".

En este apartado, el científico de Oceana incluye además las especies que se ven obligadas a realizar "movimientos migratorios constantes" en busca de hábitats más apropiados debido a la acidificación de los océanos; los corales de aguas menos profundas, "que forman los grandes arrecifes tropicales, muy afectados por el incremento de la temperatura del agua" o las esponjas "que llegan incluso a morir".

"Muchos peces utilizan los bajos de corales y las esponjas como zonas de reproducción y alimentación, pero también para desovar o como refugio para proteger a los alevines de los depredadores cuando son más vulnerables", argumenta Aguilar, que insiste en la importancia de mantener la biodiversidad marina, tanto animal como vegetal.

En este último apartado destaca "el caos" que representan las especies invasoras como las algas que han llegado al Mediterráneo procedentes de aguas más cálidas porque encuentran en este mar una temperatura cada vez apropiada para su desarrollo, hasta el punto de que, advierte, "podrían llegar a convertirse en auténticas plagas".

Y es que, asegura el experto de Oceana, "si se reduce el CO2 en la atmósfera la temperatura tardaría décadas en bajar, pero en el caso del océano pasarían siglos porque en una masa líquida el enfriamiento es mucho más lento, aunque, una vez que 'coge velocidad' ya es prácticamente imparable".

Aguilar dedica una atención especial al caso del mar Mediterráneo, cuyas aguas alcanzaron en agosto pasado 31.36 grados medidos en la boya de Dragonera, en las islas Baleares, marcando un récord absoluto en las redes de Puertos del Estado desde que hay registros.

Estas altas temperaturas, ha dicho, hace que este mar sea "uno de los más sensibles del planeta" debido a los "episodios anómalos y muy prolongados en el tiempo" de calentamiento de sus aguas que padece cada vez con más frecuencia.

En conclusión, Aguilar espera de la COP27 pocos avances a corto plazo pero también confía en que dejará "alguna parte positiva" y esa será "el debate" en el que los líderes políticos y las organizaciones "deberían empezar a tomar en serio algunas medidas y llevarlas a cabo sin retrasos" para evitar que, como sucede hasta ahora, lleguen a ser "totalmente insuficientes".