Prensa argentina padece agresiones, despidos e incertidumbre

La prensa argentina comienza un año plagado de incertidumbre ante el cierre de medios, récord de despidos y el incremento de agresiones sufridas durante 2016.

Según cálculos del Sindicato de Prensa de Buenos Aires (Sipreba), el año pasado fueron despedidos más de dos mil periodistas de todo tipo de medios escritos y electrónicos en el país.

Una parte de estos despidos fue resultado del triunfo de Mauricio Macri en las elecciones presidenciales de 2015, ya que los medios que simpatizaban con la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner dejaron de recibir la millonaria publicidad oficial.

Sin embargo, la prensa más influyente de Argentina como el multimedios Clarín y el diario La Nación, que son afines al macrismo y grandes beneficiarios de la publicidad estatal, también despidieron a cientos de trabajadores.

En el diario Clarín, la modalidad fue la de ofrecer retiros anticipados con el doble de la indemnización establecida por ley, mientras que en La Nación se acentuaron los despidos durante los últimos meses del año.

El diario Perfil no pagó aumentos salariales acordados por ley y cubrió el aguinaldo en cuotas, en tanto que Página 12 tampoco reabrió negociaciones para subir sueldos, lo que implicó que en ambos medios los periodistas no firmaran sus notas como medida de protesta.

La salida de trabajadores se contradice con los supuestos avances en los negocios de las empresas de medios, como La Nación, que el año pasado estrenó su canal de televisión, proyecto que también ya fue anunciado por el diario Perfil.

Uno de los casos más extremos fue el de Radio del Plata, emisora que aumentó su audiencia durante 2016 pero que no logró pagar sueldos en tiempo y forma, además de que adeuda aguinaldos, por lo que la programación es interrumpida de manera intermitente como medida de protesta.

En junio, la crisis laboral se tradujo en una inédita movilización masiva de periodistas en Buenos Aires, en la que participaron gremios de otras ciudades como Rosario, Córdoba, Misiones, Formosa, Jujuy, La Plata, Tucumán y Río Negro.

Un mes más tarde, el edificio que compartían la redacción de Tiempo Argentino y las cabinas de radio América fueron destrozadas por un grupo de golpeadores enviados por el supuesto nuevo dueño de ambos medios.

Vidrios tirados, puertas quebradas, paredes rotas, mesas y sillas amontonadas, documentos esparcidos en el suelo y periodistas amenazados fue el saldo de uno de los más graves ataques sufridos por la prensa argentina en los últimos años.

La redacción de la revista Anfibia y el portal Cosecha Roja también sufrió un robo que provocó preocupación en el gremio periodístico porque implica agresiones a la libertad de expresión y el derecho a la información.

Antes, la periodista Cynthia García ya había denunciado el sospechoso robo de los materiales de trabajo que tenía en su casa, como un disco con sus archivos, una computadora y una tableta.

Otros casos alarmantes los protagonizaron Ignacio Otero y Nicolás Wiñazki, periodistas de Clarín que fueron golpeados, uno en un avión por parte del esposo de una exfuncionaria denunciada, y otro mientras realizaba un informe en la ciudad de La Plata.

El 27 de diciembre, los periodistas Javier Fabracci e Ignacio González Prieto fueron golpeados ante las cámaras mientras cubrían la toma de una comisaría en Buenos Aires.

Ese mismo mes, el funcionario Emiliano Yacobbiti le reclamó al periodista Alejandro Bercovich el pago de un millón de pesos por supuestos daños y perjuicios a partir de una investigación en la que fue denunciado por presunto enriquecimiento ilícito.

También a fines de año, el periodista Bruno Ciancaglini fue detenido y amenazado por policías en la ciudad de Mar del Plata, a donde había ido a cubrir el Festival Internacional de Cine, por sacarles fotos a efectivos que lo acusaron de beber alcohol en la vía pública.

Fuente: Notimex