Accidentes viales: un problema de salud pública

De acuerdo con los registros de la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS), en nuestro país ocurren un promedio de 2.4 millones de hechos viales al año, que absorben alrededor del 1.7 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB).

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“Muchas familias, sobre todo de ingresos bajos o medios caen en la pobreza después de que alguno de sus integrantes sufre un accidente de tránsito, ya sea por falta de ingresos, por el costo prolongado de la atención médica, la rehabilitación o fallecimiento”, declaró Luis Álvarez, director de autos y daños de AMIS.

Es importante mencionar que, de acuerdo a la Organización Mundial de las Naciones Unidas (ONU) casi el 50 por ciento de todas las muertes por accidentes de tránsito en el mundo se dan en usuarios vulnerables de la vía pública, que son quienes tienen la menor protección, es decir, motociclistas, ciclistas y peatones.

Cabe resaltar que, por cada persona que muere en un accidente de tráfico, hay por lo menos otros 20 que tienen lesiones importantes no mortales. Estas consecuencias pueden tener un impacto considerable en la calidad de vida, y con frecuencia, implicar costos económicos significativos.

“La mayoría de los hechos viales son previsibles y prevenibles. El responsable de un accidente grave, en ocasiones tiene que vender su patrimonio para poder resarcir los daños a las víctimas; además, se convierten en una pesada carga para los hogares así como para las economías nacionales”, recalcó el directivo.

En el Continente Americano, una proporción importante de las muertes en los caminos se dan en peatones (22 por ciento), ocupantes de motocicletas (20 por ciento), ciclistas (2 por ciento). Otro porcentaje elevado lo representan los ocupantes de vehículos (35 por ciento), casi todos ellos por exceso de velocidad.

“Como conductores de vehículos, debemos tomar conciencia que todos somos responsables de los daños que causemos, tengamos o no una póliza de seguro. El seguro es una herramienta financiera para disminuir el impacto de los gastos en que incurrimos en un accidente. Nadie ha quebrado por pagar su póliza de seguro; sin embargo, muchas familias han quedado en la ruina por no tenerlo”, apuntó el director de autos y daños.

Cuando  un automovilista contrata una póliza para su auto con la cobertura mínima, que es la de Responsabilidad Civil, la indemnización por el daño causado hasta el monto de la suma asegurada contratada está a cargo de la compañía de seguros y el excedente corre por cuenta del responsable. Por ello, AMIS recomienda revisar el monto máximo de cobertura a quienes cuentan con una póliza y así garantizar la protección a las personas, las familias y las empresas.