Reconstrucción, una oportunidad hacia una ciudad resiliente

La coyuntura que enfrenta el sector vivienda, a raíz de los sismos del año pasado, representa una oportunidad para que aumente su resiliencia y fortalecerlo así en el contexto nacional, revela una investigación de la Universidad de Groningen en Holanda.

Subraya que si bien los sismos causan graves daños al sistema que afectan, se ha notado el potencial de estos eventos como una oportunidad para que el sistema afectado aumente su resiliencia, es decir, la capacidad no solo para absorber y recuperarse del embate, sino para adaptarse y fortalecerse.

Una investigación sobre cooperación y sustentabilidad financiada por el Conacyt y desarrollada por la doctorante mexicana Marina Montelongo y el investigador Rafael Wittek de la Universidad de Groningen, concluye que estos fenómenos si tienen el potencial de tener un impacto positivo en el sistema a largo plazo.

Sin embargo, deben cumplirse condiciones muy específicas, revela la investigación que incluye vecindades en la Ciudad de México, cuyos residentes sufrieron la pérdida total o parcial de sus viviendas en el temblor de 1985.

Después del evento, los damnificados de la zona tuvieron que decidir entre la propuesta gubernamental de cambiar la vecindad por una edificación vertical y la propuesta de una asociación civil de conservar la estructura espacial original, incluyendo el patio central.

Los dos casos estudiados corresponden a vecindades que optaron por trabajar con la asociación civil, explicó Montelongo Arana en entrevista.

Refiere que el proceso de reconstrucción en Labradores 23 y remodelación en Gorostiza 36, significaron un largo e intenso proceso de cooperación entre los afectados durante el cual, mecanismos como la confianza, la reciprocidad y la reputación surgieron y fortalecieron.

De acuerdo con Montelongo y Wittek, el patio central fue crucial para mantener la cooperación en favor del bien común, una vez que los procesos de reconstrucción terminaron.

Un patio central relativamente amplio fue percibido como un recurso común en donde sus residentes pudieron celebrar reuniones, sentirse seguros y tener plantas y animales entre otros beneficios, destacan los investigadores.

Sin embargo, refieren que la llegada de nuevos vecinos a Labradores 23, generó problemas diversos y se rompieron las normas establecidas por los residentes originales.

“La falta de intervención de la autoridad local terminó con décadas de acción colectiva en favor del fortalecimiento de la resiliencia del grupo, traducida en mejoras a la propiedad común”, destaca la investigación.

Montelongo y Wittek concluyen que, para que una disrupción al sector vivienda se convierta en una oportunidad para fortalecerlo a nivel nacional, deben cumplirse condiciones específicas en donde son cruciales la participación social guiada por expertos y profesionales comprometidos y un Estado de derecho que los respalde.

Fuente: Notimex