Secuestrados de Tepito: ‘La Unión’ hace la fuerza

El caso de los doce jóvenes tepiteños secuestrados en un antro del Distrito Federal ha puesto en jaque a la Policía, al gobierno capitalino, a los carteles de la droga y a los medios de comunicación. Especulaciones, versiones contradictorias, fuentes anónimas, secretismo oficial… Mientras el tiempo pasa, Tepito, uno de los barrios más temidos de la capital mexicana, hierve.

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Familiares de los jóvenes desaparecidos en un bar en la Ciudad de México realizan una protesta para exigir una investigación a las autoridades.

Según cifras de la Delegación Cuauhtémoc, a la que pertenece Tepito, en sus arterias se generan millones de pesos provenientes de la economía sumergida.

Y es que allí convive la paradójica realidad de una mayoría pobre y marginada con una minoría millonaria y poderosa a base del mercado de la droga y el contrabando.

De allí eran casi todos los presuntos secuestrados el pasado domingo 26 de mayo en la Zona Rosa de la ciudad de México.

A casi dos semanas de que doce jóvenes, entre ellos tres mujeres y un menor de 16 años, desaparecieran bajo una luz meridiana, unos dicen que los chicos siguen vivos y otros que ya están muertos. Han pasado varios días desde su desaparición y, en ocasiones como ésta, cuantos más días pasan sin que los responsables se pongan en contacto con parientes de las víctimas para pedir un rescate, si se trata de un secuestro, se van difuminando las posibilidades de que puedan seguir con vida. Las autoridades, sin embargo, niegan cualquier tipo de hallazgo de los jóvenes, vivos o muertos, y poco se sabe de su suerte.

Demasiadas incógnitas para un caso que vuelve a poner sobre la mesa el completo dominio del mercado de la droga en el Distrito Federal por parte de un cartel, el de “La Unión”, aunque, al parecer, sufre diferencias entre células rivales.

Caso repleto de misterio

De acuerdo siempre a habitantes de las “malditas vecindades” con los que EFE habló, “acá no entra nadie. A la policía no le interesa. Una vez los rusos quisieron entrar, se bajaron a más de 27”, cuenta un vecino que se dedica a vender mercancía en uno de los puestos de Venustiano Carranza.

Aunque en México son secuestradas cada día medio centenar de personas, según una organización no gubernamental que lleva la cuenta de estos hechos, el caso ocurrido el pasado domingo 26 de mayo en el bar “Heavens After” de la Zona Rosa del D.F es atípico por lo turbio de la actuación.

Todo sucedió hacia las 10.00 hora local (15.00 GMT) del 26 de mayo, en un pequeño local de copas situado en la Zona Rosa, un barrio capitalino muy frecuentado por los turistas y un público homosexual, según denuncias de los familiares y uno de los jóvenes que logró escapar.

De hecho, sólo se conoció el caso cuando sus parientes hicieron una protesta pública tres días después de los hechos, mientras las autoridades mantenían silencio.

Según otros testimonios, varios desconocidos fuertemente armados y con los rostros cubiertos se llevaron a los jóvenes del local de copas "Heavens After", donde los ahora desaparecidos se reunieron para rematar una noche de juerga.

"No tenemos un dato específico sobre este tema", afirma el secretario de Seguridad del Distrito Federal, Jesús Rodríguez Almeida, al ser consultado por los periodistas sobre las operaciones de esta banda.

El titular de la Procuraduría General de Justicia de la capital mexicana, Rodolfo Ríos, indica también que ya hay tres detenidos en relación con los hechos: 2 meseros del bar y una mujer, que no fue identificada.

Fuentes que dicen que supuestamente están muertos

EFE tuvo acceso exclusivo a una grabación telefónica en la que un miembro muy próximo a este grupo criminal de Tepito comenta el caso. La fuente sostiene que, supuestamente, a los jóvenes “se los quebraron” (asesinaron), algo que no ha sido confirmado por las autoridades ni por ninguno de sus parientes. Y tampoco se han encontrado los cuerpos en caso de que no estén vivos. Según este relato, los “Caballeros Templarios”, (escisión de la Familia michoacana), pidieron autorización al cartel de “La Unión” para orquestar el operativo con el fin de llevarse a los jóvenes. Y los de “La Unión” se lo otorgaron.

El hipotético motivo: vengar la muerte de un distribuidor de droga en esta capital, ocurrida dos días antes, y que trabajaba para los Templarios en La colonia Condesa: Horacio Vite Ángel, narcomenudista también conocido como El Chaparro. “Le dejaron como a un perro en un árbol con un balazo, güey”, comenta en esa conversación la fuente próxima a la organización criminal. Al parecer, le robaron toda la mercancía.

El mismo confidente añade que en la Zona Rosa capitalina dominan el mercado de la droga los “Caballeros Templarios” en contubernio con los tepiteños. Derecho de piso, le llaman. “Igual en La Condesa, La Roma, la Del Valle, aunque más nosotros de La Unión, pero le damos permiso a los otros”, dice.

Sin rastro de los jóvenes

Fueron por ellos el domingo en un convoy formando por grandes camionetas negras parecidas a las que conduce la Policía Federal. “Sí llevaban armas”, comenta esta persona en la conversación telefónica.

En concreto, buscaban al hijo de “El Tanque”, Jerry Ortiz Ponce, de 16 años. Su padre, Jorge Ortiz Reyes, está preso y, según informes de la prensa local, supuestamente sigue dirigiendo su grupo desde la cárcel. “El pinche escuincle pendejo empezó a pegar letreros por Tepito diciendo que él era el hijo del Tanque para pelear el territorio. ¿A quién se le ocurre?”, agrega la fuente próxima a “La Unión”.

Y es que el hijo del “Tanque” aún no tenía nombre para el grupo que presuntamente quería montar, pero acechaba con fuerza para hacerse con las plazas. Unas plazas ya ocupadas.

Said Sánchez, otro de los desaparecidos en el bar Heavens es hijo de “El Papis”, también sentenciado por extorsión y narcomenudeo.

Aunque la fuente próxima al cártel asegura en la conversación telefónica a la que tuvo acceso EFE que los jóvenes han sido supuestamente asesinados, no brinda detalles sobre el lugar donde puedan estar los cadáveres, si es el caso.

En entrevista con EFE, Kelly Ortiz, hermana de Ortiz Reyes, niega el extremo de que ya hubieran aparecido, “ni vivos ni muertos”. “No sabemos nada, nadie nos ha dicho nada”, comenta.

Historia del barrio

El barrio de Tepito es conocido por ser uno de los más conflictivos de la Ciudad de México. Famoso por la venta de mercancías y sustancias ilegales, las peleas de boxeo y la devoción por la Santa Muerte, también los es por el espíritu bravo, luchador y orgulloso de sus habitantes.

Es uno de los barrios más antiguos de la ciudad de México. Y también es uno de los más peligrosos de toda América Latina, equiparado a La Tablada bonaerense, El Gallito guatemalteco, Ciudad Bolívar en Colombia o la Favela Maré en Brasil. EFE se adentró en lo más profundo de sus vecindades y habló, entre otros, con el “Hoomie”, de 43 años, ex integrante de la mara Sub 13, quien confiesa: “Quiero ir a ver a mi hijita y a mi esposa, allá en Tijuana, pero con mis tatuajes soy hombre muerto”.

A un costado de la emblemática Plaza Garibaldi, y no muy lejos de la explanada del Zócalo y el Palacio de Bellas Artes, se encuentra este genuino lugar, abarrotado de vendedores ambulantes y puestos fijos, donde es posible encontrar de todo, desde celulares, computadoras y tabletas último modelo, hasta juguetes, perfumes y ropa de marca.

Adentrarse en sus calles estrechas para hacer negocio es una ruleta de la suerte a la que siempre le precede una retahíla de consejos como “no llevar alhajas o joyería vistosa”, “ir acompañado y con el dinero justo” y “evitar que se haga de noche”. También se recomienda dejar la ingenuidad en casa para no terminar comprando una caja vacía o un regalo roto.

Desde lo alto de un edificio de cuatro plantas, visiblemente descuidado, con restos de juguetes y utensilios cubiertos de polvo de muchos años, la pared descascarillada, y una escalera cuya balaustrada inspira de todo menos confianza, Tepito parece adquirir su verdadera dimensión, la de un corazón que late con la fuerza suficiente como para bombear las arterias de una inmensa ciudad.

Y en medio de ese barrio bravo de poderosas entrañas, hace unos cinco años surgió el grupo delictivo de “La Unión”. Hoy es el dominante en el mercado de la marihuana, cocaína y psicotrópicos. Compuesto en su mayoría por integrantes de no más de 30 años, esta organización se caracteriza por su gran violencia.

Algunos de sus integrantes tienen vínculos con Jorge Ortiz Reyes, “El Tanque”, que lleva 10 años en prisión. Su hijo supuestamente pretendía seguir sus pasos, al parecer, sin éxito, según fuentes del barrio e informes de la prensa local.

Mutismo oficial

Por su parte, el Jefe de Gobierno del Distrito Federal, Miguel Ángel Mancera, asegura que en la Ciudad de México no hay presencia de grupos de la delincuencia organizada y afirma que la desaparición de los 12 jóvenes de Tepito “es un hecho focalizado”. Sin duda, el caso cae como un mazazo sobre el funcionario. Estos días fue nombrado como el mejor alcalde del mundo por la fundación City Mayors, la misma que reconoció a Marcelo Ebrard como alcalde del año en 2010.

Respecto a que las autoridades no tienen evidencias independientes sobre la desaparición de los jóvenes, aunque en la zona exista una treintena de cámaras, algunas de ellas de la Policía, la fuente próxima al cartel de Tepito a la que tuvo acceso EFE señala que sí hay grabaciones incluso dentro del local pero “misteriosamente” desaparecieron junto a los jóvenes.

Oficialmente, las autoridades manejan el caso como una desaparición, no como un secuestro. "No hemos tenido conocimiento de que un familiar haya recibido alguna llamada pidiendo algún beneficio económico", agrega el fiscal Ríos.

"No vamos a parar hasta llegar a esclarecer este caso", añade el fiscal, que insiste en que las líneas de investigación que se manejan están bajo un estricto secreto oficial.

Con las cúpulas de la Catedral sobresaliendo entre los edificios de un lado, los rascacielos del emblemático barrio de Tlatelolco de otro, y la nube de contaminación difuminando la silueta de las montañas llenas de casas grises a los lejos, este barrio peleón se siente en medio de todo, cual guardián de la esencia de un México que lucha como sea por salir adelante, aunque la vida no valga nada.