En la primera semana de diciembre se elaborará el dictamen y durante la segunda, se aprobará, “aprovechando el llamado puente Guadalupe-Reyes, cuando la gente está más metida en sus creencias religiosas y en el ambiente navideño”, indicó en rueda de prensa.
Sin embargo, agregó, “nosotros vamos a luchar porque no ocurra así”, por impedir que se concrete lo que llamó la privatización del petróleo mexicano.
Consideró la eventual aprobación de la reforma energética, con posibles cambios a la Constitución, como “la más grande traición que ha ocurrido en México”, después de que Antonio López de Santa Anna “entregó más de la mitad del territorio” a Estados Unidos, en el siglo XIX.
Insistió en que “la entrega del petróleo equivale a un acto de alta traición a la patria” y reiteró que “nosotros no vamos a cansarnos de denunciar, de estar en contra de esta tragedia y de esta actitud totalmente antipatriótica y entreguista del gobierno y de sus partidos aliados”.
Aseguró que en las negociaciones para la reforma energética primero se habló de aprobar la utilidad compartida con las empresas privadas que participen en la explotación del crudo, luego de producción compartida y finalmente de licencias petroleras.
Tras señalar la posibilidad de que en la reforma figuren los tres aspectos, indicó que estos “son sinónimos y eufemismos” para tratar de ocultar la privatización de Pemex.
Recordó que está prevista la realización de un mitin para el próximo 1 de diciembre en el Zócalo capitalino, encabezado por Andrés Manuel López Obrador, en el que se definirán las líneas de acciones que seguirá este sector de la izquierda contra la reforma energética.
También dijo que se está por cumplir un año de que se aprobó la reforma laboral, en diciembre del 2012, y la calificó como un fracaso, porque no se ha generado los empleos que se prometieron.
“Éste es un ejemplo de que estas reformas no están dando resultados”, expuso.
Monreal Ávila también cuestionó el Pacto por México, suscrito en diciembre pasado por el gobierno federal, PRI, PAN y PRD.
Afirmó que es un acuerdo “perverso” que ha sustituido a los poderes constitucionales y perjudicado a la ciudadanía de manera grave, mediante las denominadas reformas estructurales, que “caminan en detrimento de la población”.
Destacó que el acuerdo se ha convertido en una forma moderna del “supremo poder conservador”, que estuvo vigente en 1936, el cual sólo rendía cuentas “ante dios”.
El único que está ganando con el surgimiento del Pacto por México es el gobierno, es un instrumento perverso, de sometimiento de las oposiciones políticas, explicó.