2019, un año de dinamismo para el sector financiero en México

En los últimos años, México se ha caracterizado por un bajo uso por parte de empresas y personas para financiar sus actividades económicas. Diversas pueden ser las razones; sin embargo, en tiempos recientes se han llevado a cabo esfuerzos importantes para impulsar al sector como un detonador del Producto Interno Bruto (PIB).

Por Ricardo Delfín, socio líder de Auditoría en Servicios Financieros de KPMG en México
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Con base en información del Banco Mundial, al cierre de 2017 México presentaba un índice de crédito interno al sector privado como porcentaje del PIB del 35 por ciento, cifra muy alejada de los países desarrollados que presentan índices por arriba del 150 por ciento o incluso países latinoamericanos que se encuentran por arriba del 60%. Cifras preliminares estiman que el dato al cierre de 2018 se ubique entre el 37 y 38 por ciento. Esto implica que las oportunidades para que la banca en México presente crecimiento sostenido en los próximos años continúan latentes.

El pasado reciente ha mostrado un dinamismo dentro del sector financiero. De acuerdo con información publicada por la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), las Instituciones de Banca Múltiple reportan en sus balances generales (con cifras al 31 de diciembre de cada año) crecimientos en activos totales por arriba del incremento del PIB, incluso en algunos años a doble dígito. Es interesante analizar que los dos últimos años ha habido crecimientos menores.

Crecimiento de activos

Para entender de mejor manera este crecimiento hay que conocer hacia dónde se han canalizado estos activos. A continuación, se muestra un análisis de la distribución de estos, donde se puede observar que los activos de los bancos se han canalizado principalmente a las actividades de crédito:

Distribución de activos

En 2018 se muestra una mayor distribución de los recursos a productos crediticios, lo cual refleja que el aumento en los préstamos ha sido mayor que el crecimiento mostrado en activos que, junto con el crecimiento de doble dígito mostrado en años pasados, muestra un amplio dinamismo de la actividad crediticia en el país.

Crecimiento de crédito

La cartera de crédito ha mostrado un desarrollo constante en cada uno de los tipos de crédito; sin embargo, se puede observar un mayor crecimiento en las actividades productivas del país y en los créditos de consumo, como se muestra a continuación:

Distribución de créditos

Morosidad

Asimismo, en consistencia con la información publicada por la CNBV, los índices de morosidad[1] al 31 de diciembre de 2018 se encuentran en 2.11, lo cual muestra un avance importante contra el 3.36 que reportaban las instituciones al cierre de 2013 y una ligera mejora contra lo reportado al 31 de diciembre de 2017 de 2.15; lo cual muestra solidez en el otorgamiento de los créditos en general. Asimismo, los créditos al consumo han mostrado una ligera mejora también reportando un índice de morosidad al cierre de 2018 de 4.42 contra 4.51 reportado en 2017.

Perspectivas del sector bancario

Por otra parte, al cierre de 2018 la CNBV reporta 51 instituciones de banca múltiple registradas, lo cual no muestra un incremento considerable contra las 46 que se reportaban hace cinco años. Sin embargo, la oferta de traspasos de saldos de créditos de consumo, la movilidad de hipotecas y la oferta de productos financieros a través de las fintech es algo cada día más común.

La transformación digital de los bancos en el país será un punto central para atender las expectativas de los nuevos usuarios sin dejar atrás la banca tradicional. Pareciera que quien entienda de mejor forma los hábitos del consumidor -a través de canales digitales- mejor posicionado estará para lograr una mayor y mejor penetración bancaria. La educación financiera jugará un papel fundamental, y sobre todo se deberá tener especial cuidado en modelos de financiamiento colectivo.

Si bien es cierto que se han mostrado avances interesantes en las cifras que reportan las instituciones de banca múltiple, aún se puede trabajar en diversos temas, como facilitar créditos y el costo de los mismos para las pequeñas y medianas empresas, el papel que juegue la banca de desarrollo, incremento de la educación financiera que permita a los usuarios tomar mejores decisiones en la contratación de productos financieros y el avance de la banca digital que no solo facilite el acceso a servicios financieros, sino que atraiga a las nuevas generaciones.

En suma, deberemos estar atentos al entorno económico. El periodo de tasas de interés bajas ha concluido y todo indica que esta tendencia continuará. Ahora, más que nunca, los usuarios del sector financiero deberán poner mayor atención a índices como costo anual total, tasas variables contra tasas fijas y periodos de pago.