El "annus horribilis" de Stephen Elop al frente de Nokia

El canadiense Stephen Elop cumple mañana doce meses al frente de Nokia, un "annus horribilis" en el que el gigante finlandés ha perdido el 45 por ciento de su valor bursátil, ha visto esfumarse su rentabilidad y ha cedido el liderazgo mundial en el lucrativo negocio de los "smartphones" (teléfonos inteligentes).

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Stephen Elop, Presidente y CEO de Nokia Corporation.

Antes de la llegada de Elop, Nokia era el líder indiscutible de la industria, ya que fabricaba uno de cada tres teléfonos móviles y cerca del 40 por ciento de los "smartphones" que se vendían en el mundo, más que sus tres principales rivales juntos.

Sin embargo, perdía cuota de mercado con gran rapidez debido al éxito de los terminales de sus competidores (Apple, RIM, Samsung y LG) y a su propia incapacidad para evolucionar al mismo ritmo que sus rivales, anclado en su viejo sistema operativo Symbian.

Para poner freno al creciente declive de la compañía, el consejo de administración de Nokia decidió prescindir de su consejero delegado, Olli-Pekka Kallasvuo, y nombrar en su lugar a Stephen Elop, hasta entonces responsable de la División Empresarial de Microsoft.

Elop, el primer ejecutivo no finlandés en dirigir la empresa, inició una auténtica revolución interna, con importantes cambios en la cúpula directiva, en la organización y en la estrategia comercial.

Su primera medida consistió en remodelar dos áreas, "Smartphones" y Servicios, a fin de acelerar la producción de nuevos teléfonos inteligentes y dar un mayor impulso a Ovi, su portal de servicios para móviles.

Esta reestructuración supuso el despido de unos 1,800 trabajadores en todo el mundo, aunque sólo fue el primer paso en la política de reducción de personal con la que acabaría recortando 9,000 puestos de trabajo en un año.

Sin embargo, Elop constató poco después que los cambios emprendidos eran insuficientes para recuperar el prestigio -y las ventas- de la compañía, cuya cuota de mercado seguía cayendo con rapidez por la popularidad del iPhone de Apple y los dispositivos equipados con el sistema operativo Android de Google.

Consciente de la situación crítica en que se encontraba Nokia, Elop cometió su primer gran error al enviar un comunicado interno a sus empleados en el que comparaba a la compañía con "una plataforma petrolífera en llamas".

La filtración a la prensa de ese documento causó un gran revuelo entre los inversores y aumentó la incertidumbre en torno al futuro del hasta entonces indiscutible líder mundial de las telecomunicaciones.

Sólo tres días después, Nokia y Microsoft anunciaron una alianza estratégica para desarrollar un nuevo ecosistema conjunto basado en el sistema operativo Windows Phone, así como el abandono paulatino de las plataformas Symbian y MeeGo.

Lejos de convencer a los inversores, el anuncio provocó que Nokia perdiese 4,400 millones de euros en un solo día, el 14 por ciento de su valor bursátil.

El rápido declive de Nokia en el segmento de los "smartphones" llevó además a las principales agencias de calificación a rebajar su "rating" por primera vez en la historia del gigante finlandés.

Standard & Poor's (S&P) fue el primero en bajar un grado la nota crediticia de Nokia en marzo, Moody's hizo lo mismo una semana después, y desde entonces su calificación no ha dejado de caer, hasta el punto de que Fitch Ratings incluso lo situó al borde del "bono basura".

No obstante, en los últimos doce meses Nokia también ha conseguido logros importantes. El más significativo es el acuerdo firmado con Apple para poner fin a la llamada "guerra de las patentes", por el que ambas empresas retiraron todas las demandas judiciales interpuestas entre si por violación de la propiedad intelectual desde 2009.

Este acuerdo fue una victoria moral y económica para Nokia, ya que Apple reconoció de forma implícita haber usado indebidamente sus tecnologías patentadas y se comprometió a abonar una cantidad millonaria en concepto de indemnización y royalties.

Ahora Nokia tiene puestas todas sus esperanzas en los nuevos "smartphones" equipados con el sistema operativo Windows Phone de Microsoft, cuyo lanzamiento está previsto para finales de año.

De su éxito depende el futuro de una compañía que ha perdido el 72 por ciento de su valor bursátil desde que Apple lanzara su primer iPhone en 2007.