Entre los principales hallazgos destaca que la madre tiene un papel preponderante en la transmisión del hábito del ahorro a los demás miembros de la familia.
De acuerdo con el estudio demoscópico, en términos generales, las mujeres ahorran menos que los hombres, luego que sólo 48 por ciento de las encuestadas manifestaran que sí lo hacen, frente a un 55 por ciento de hombres que dijo hacerlo.
Esta situación se agudiza específicamente en el ahorro para el retiro, donde sólo 28 por ciento de las encuestadas dijo ahorrar para este fin, frente a un 40 por ciento para los hombres. En ambos casos, la población de entre 18 y 25 años de edad es en la que hay una mayor proporción de ahorradores.
En los niveles socioeconómicos más altos hay un mayor nivel de ahorro formal, resalta el hecho de que en este estrato no hay diferencias significativas entre hombres y mujeres (87 por ciento de ambos sexos ahorran de manera formal). Esto da lugar a la hipótesis de que las diferencias entre géneros se presentan de manera más pronunciada cuando se conjugan con otras desigualdades sociales.
"Encontramos que la participación económica de las mujeres, así como su empoderamiento frente a temas financieros constituye un factor de desarrollo para el país y no únicamente para ellas en lo individual porque los comportamientos financieros maternos funcionan como un catalizador de desempeños económicos positivos en las generaciones futuras", destacó Carlos Noriega Curtis, Presidente Ejecutivo de Amafore.
Los resultados de la encuesta revelan que mientras los varones, como trabajadores y proveedores tienen mayores posibilidades de pensar en su retiro, las mujeres tienden a pensar en los demás como extensión de sus actividades cotidianas para el bienestar y disfrute de los otros y no sólo de ellas mismas, esto les confiere una menor capacidad de ahorro.
Luego de los exitosos ejercicios previos de medición de hábitos de ahorro realizados por Amafore desde el 2011, la encuesta Amafore 2015 "Ahorro y futuro: una perspectiva de género" permite identificar las principales diferencias de comportamiento, actitudes y perspectivas entre hombres y mujeres, así como la forma en que interactúan las construcciones sexo genéricas con las decisiones respecto de la previsión financiera.
El bajo nivel de ahorro de la población contrasta, en general, con sus percepciones de que la capacidad de ahorro está relacionada más con factores de índole individual que estructural, pues poco más de 40 por ciento de hombres y mujeres piensan que el ahorro depende más de cómo se administran las personas que de su ingreso.
Al analizar el nivel de cultura financiera, se encontró que conceptos financieros básicos, como inflación, tasa de interés, diversificación y riesgo, son comprendidos por un porcentaje ligeramente mayor de hombres que de mujeres. Esto por los obstáculos estructurales y la dependencia económica que muchas veces impiden a las mujeres participar en el mundo financiero en igualdad de condiciones.
Los resultados de la encuesta evidencian que la disparidad laboral y de ingresos entre hombres y mujeres ha ubicado a un importante número de mujeres en situación de vulnerabilidad y riesgo de pobreza, con menos recursos para enfrentar su retiro y para planear su vida en términos autónomos.
"Las mujeres pueden contribuir a impulsar la educación financiera, así como a crear consciencia sobre la importancia del ahorro para el retiro. Constituyen la mitad de la población y son las que, de acuerdo con las estadísticas demográficas, vivirán más años. En ese sentido, la importancia del ahorro para su retiro será mayor con el paso de los años. Si se les brinda el apoyo y atención adecuados, pueden ser un factor de impulso económico y de fortalecimiento para el sistema de pensiones", comentó Carlos Noriega.