Ante dicho panorama, los modelos productivos que antes del covid-19 ya se encontraba en un entredicho funcional, hoy se rigen por la sana distancia y la poca movilidad recomendada por autoridades sanitarias. Esto ha generado en algunos sectores la aceleración de procesos digitales, hasta una transformación del corazón de los negocios, reconfigurando la forma en la que se crea valor.
“La nueva austeridad es el reflejo de los patrones de consumo frenados principalmente por la caída económica y por la baja interacción social. Esto devela la gran fuerza colectiva del consumidor, quien paraliza economías enteras en su repliegue, que aunque forzado, ha logrado impactar más que cualquier crisis financiera previa”, comenta Ana Luisa Lacorte.
Ante la incertidumbre, la adaptación parece insuficiente. Por esta razón es fundamental una reinvención donde conectarse a contextos diversos nos permita nuevos horizontes de productividad que se logra a través del trabajo colectivo para desarrollar proyectos integrales sostenibles y potencializar resultados.
“Surge una nueva clase trabajadora que rompe el paradigma del empleo como se conocía, una clase trabajadora privilegiada que lo logra mantener su eficiencia y desempeño desde su hogar y que genera importantes ahorros”, comparte Marcela Quintana.
“El consumidor tiene un nuevo empoderamiento en el momento de decidir y son las Mipymes las que han aprovechado la modernización de los formatos tradicionales a digitalización de oferta y demanda para cubrir la alta dependencia de servicios que solicitan los consumidores”concluye Mervyn Cruz.
Para Tekio, la reflexión y el entendimiento colectivo es una forma de crear una nueva realidad, un camino donde en comunidad se desarrollan las capacidades para crear en conjunto una sociedad más justa, activa y participativa.