"Me uno a los obispos canadienses y a toda la Iglesia católica en Canadá para expresar mi cercanía al pueblo canadiense traumatizado por la chocante noticia. El hallazgo incrementa la conciencia del dolor y del sufrimiento del pasado. Que las autoridades políticas y religiosas de Canadá sigan colaborando con determinación para aportar luz sobre ese triste suceso y se comprometan con humildad a recorrer un camino de reconciliación y sanación", dijo el pontífice, tras el rezo del Ángelus.
"Estos momentos difíciles son un fuerte llamamiento para todos nosotros, para alejarnos del modelo colonizador, también de las colonizaciones ideológicas de hoy, y para que caminemos juntos en el diálogo, el respeto recíproco, en el reconocimiento del derechos y el valor cultural de todos los hijos e hijas de Canadá", añadió.
Los restos se hallaron en la antigua residencia escolar Kamloops, que fue administrada por la Iglesia Católica entre finales del siglo XIX y los años 60 del siglo pasado, como parte de un sistema en el que más de 150,000 niños indígenas fueron educados por el Gobierno canadiense o instituciones eclesiásticas entre 1831 y 1996.
En 2015, la Comisión para la Verdad y la Reconciliación de Canadá determinó que muchos niños de comunidades indígenas fueron víctimas de abusos físicos y sexuales, lo que causó además la muerte de al menos 4,000 de ellos por enfermedades, negligencia, malnutrición, accidentes o maltrato en esos internados.
Expertos en derechos humanos de Naciones Unidas reclamaron el pasado 4 de junio a Canadá y el Vaticano que investiguen lo sucedido, mientras que el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, exigió ese mismo día disculpas a la Iglesia Católica y al papa Francisco por los abusos sufridos por niños indígenas en internados de su país.