Estos productos no suplen los tratamientos médicos ni quirúrgicos, por lo que es importante distinguir entre las bondades reales del mismo y lo que sería una publicidad engañosa.
"Cuidar que los resultados que están prometiendo con el uso del producto cosmético no aparenten ser los de un medicamento o de una intervención quirúrgica, ya que los beneficios que se pueden obtener jamás resolverán de manera permanente un padecimiento o condición", advirtió esta industria.
Al emitir algunos consejos sobre cómo elegir mejor estos productos, indicó que hay un esfuerzo por parte de la industria para tener mejores prácticas publicitarias y que los consumidores puedan tener confianza en lo que se dice de los artículos que se encuentran a la venta.
El reto, mencionó es hacer que el consumidor sea más crítico en el proceso de compra y reconozca si lo que le ofrecen es verídico o publicidad engañosa.
Es común ver en los comerciales de televisión, revistas o en redes sociales, que se habla de los beneficios del producto de cuidado personal.
Sin embargo, se debe poner atención en si las bondades se atribuyen sólo a un ingrediente específico o a todo el producto, pues efectivamente uno de sus componentes puede tener beneficios siempre y cuando se encuentre en las condiciones necesarias para dar resultados.
Poner atención en las letras “chiquitas” es indispensable, sugirió, pues ahí puede estar contenida información relevante sobre estudios y atributos del producto, cuidando que no contradigan lo que se ofrece en el mensaje publicitario.
Si se ofrecen cambios en determinado porcentaje o tiempo, hay que observar si se sustentan en estudios técnicos o de percepción, ya que estos últimos son subjetivos, apuntó.
