La especialista de la Universidad del Valle de México (UVM) dijo que la crianza, entendido como proceso que permite tener cuidado del niño hasta su juventud, es determinante para prevenir ese trastorno.
Son multifactoriales las causas de la ansiedad pero, agregó, se sabe que están relacionadas con los estilos de crianza.
“Qué tanto les exigimos a nuestros hijos, es muy importante para comprender la ansiedad, es común tener a los niños o a los adolescentes ansiosos porque la exigencia es tan intensa que quisiéramos que cumplieran nuestros propios deseos, y ellos tiene sus propios deseos”, dijo.
Destacó que los padres deben proveer herramientas psicológicas como ser asertivos, poner límites, saber decir que no y favorecer la autoestima en sus hijos. Con estas acciones, afirmó, los adolescentes podrán enfrentar dificultades por las que atraviesan en dicha etapa de la vida.
La ansiedad es una emoción totalmente normal en los seres humanos y es una reacción a una circunstancia en la que no se cuenta con las herramientas psicológicas para enfrentarla. Se convierte en trastorno, agregó la experta, cuando esta emoción incapacita al individuo o le provoca problemas emocionales en sus relaciones sociales en general y en sus actividades diarias.
Advirtió que cuando no se identifica y atiende a tiempo, puede convertirse en un problema de salud grave que puede derivar en una incapacidad mayor como paralizar alguna parte del cuerpo.
Oropeza Lozano comentó que existen diferentes tipos de trastorno de ansiedad, que se clasifican en generalizado, fobias, obsesivo compulsivo y estrés postraumático. Cuando la ansiedad es demasiada, la respuesta es la parálisis del cuerpo, ya que no se puede procesar y se pierde motricidad.
En México, el trastorno de ansiedad generalizada es el más común y es cuando al individuo le preocupa todo, escuela, dinero, trabajo, aunque no haya una razón real o racional y generalmente son personas que están bajo mucho estrés todo el tiempo, dijo la especialista.
La psicoanalista explicó que la ansiedad se ha detectado en niños, aunque prevalece en la adolescencia.
Entre las manifestaciones de este trastorno se encuentra la angustia, alteración en la alimentación, falta de motivación, insomnio, incapacidad para respirar, sudan las manos e incluso desorganización en el lenguaje.
Ante estas circunstancias, es importante reconocer los signos y aceptar que la situación le sobrepasa para pedir ayuda profesional.