"Las EVC son alteraciones neurológicas que afectan a nivel de los vasos sanguíneos del cerebro, venas y arterias, se caracterizan por su aparición repentina en personas de todas las edades, pero sobre todo en mayores de 65 años. En el caso de un infarto cerebral, por cada segundo que pasa el cerebro sin recibir aporte sanguíneo, las personas envejecen ocho horas debido a la ruptura de 231 millones de conexiones neuronales que produce la pérdida de más de 33 mil neuronas.
"De hecho, una de cada tres personas presenta algún grado de discapacidad después de sufrir una EVC, debido a que el cerebro es el responsable de generar los movimientos, percepciones sensitivas y acciones que realiza el cuerpo y el 15% pierde la vida en los primeros 30 días", dijo el doctor en C. Erwin Chiquete, médico neurólogo del Dpto. en Neurología y Psiquiatría del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán (INCMNSZ).
Ante dicha problemática de salud y con el objetivo de prevenir el mínimo daño cerebral después de una EVC, en específico de un infarto cerebral, Laboratorios Silanes, empresa mexicana con 75 años de experiencia en el mercado nacional e internacional, lanzó en el país el único neuroprotector y neurorreparador líquido oral, denominado Citicolina.
"Como parte de la estrategia de expansión e innovación de Silanes y para reforzar más nuestro portafolio de medicamentos, después de varios años de trabajo científico creamos la Citicolina líquida oral, que contribuye en el tratamiento coadyuvante de las EVC, como es el caso de un infarto cerebral.
"Bajo la prescripción de un médico, el neuroprotector y neurorreparador acelera la reparación de la membrana neuronal, disminuye la extensión de la lesión y delimita el daño cerebral de una EVC, debido a que cuenta con un perfil alto de seguridad, es eficaz y facilita la deglución por su presentación líquida", indicó Ana Marisol González, médico cirujano y enlace científico de Laboratorios Silanes.
La detección a tiempo y la pronta atención médica son las claves para reducir significativamente las secuelas posteriores a una EVC porque la vida de las personas no se torna igual, pues, existen daños los cuales pudieran impactar de manera significativa. Desde anomalías leves que apenas logre notar el neurólogo; problemas para comer, hablar, caminar; hasta el estado en coma, vegetativo o incluso la muerte.
Con el objetivo de concientizar a la población respecto a una EVC, la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Nuevo León estableció en el 2012 la estrategia "HEROE" para población de habla hispana, que funciona mediante siglas para identificar los síntomas a tiempo y acudir a los servicios médicos lo antes posible:
• H (habla incoherente, extraña o con dificultad)
• E (extremidades con parálisis, adormecimiento o debilidad)
• R (rostro adormecido o desviado)
• O (ojo cegado o paralizado)
• E (emergencia, llamar de inmediato al 911 en caso de presentar una o más manifestaciones).
Nadie se encuentra a salvo de padecer una EVC, el factor de riesgo más importante y modificable que lo detona es la hipertensión arterial[2], le siguen diabetes, hipercolesterolemia, obesidad, sedentarismo, alcoholismo y tabaquismo. "Por ello, es importante crear entornos más saludables con el objetivo de reducir las probabilidades de padecer un evento de ese tipo y hacer de la vida una historia saludable", mencionó la doctora González.
Cifras:
• Las Enfermedades Vasculares Cerebrales (EVC) representan la segunda causa de muerte a nivel mundial con 15 millones de defunciones al año.[3]
• Mientras que en México las EVC son la sexta causa de mortalidad con más de 35 mil muertes al año.[4]
• Cada minuto 4 personas mueren en el mundo por una EVC y cada segundo dicha patología afecta tanto a mujeres como a hombres en cualquier etapa de su vida.
• El 87% de las muertes relacionadas a una EVC ocurre en países de bajos y medios ingresos.[5]