Partículas suspendidas, el contaminante que evade el sistema inmune

Durante la respiración, las partículas suspendidas pueden evadir las defensas naturales, alojarse en los pulmones por mucho tiempo e incluso disolverse y entrar al torrente sanguíneo, lo que lo convierte en uno de los contaminantes del aire más peligrosos para la salud.

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El Sistema de Monitoreo Atmosférico explica que las partículas suspendidas son cualquier material sólido o líquido capaz de permanecer en suspensión en el aire ambiente y tienen un tamaño comprendido entre algunas fracciones de milímetro hasta millonésimas de milímetro (nanómetros).

Al medir la contaminación del aire se habla de partículas menores a 10 micrómetros (PM10) tan pequeñas que en el grosor de un cabello cabrían más de cinco partículas una tras otra y las menores a 2.5 micrómetros (PM2.5), de las cuales habría al menos 20 en el mismo cabello.

Las partículas tienen cualquier forma y tamaño, las hay esféricas, cúbicas, fibrosas, escamosas, irregulares, también pueden ser líquidas, como el vapor que se desprende al bañarse o sólidas, como las que arrojan los camiones por sus escapes.

Aunque esas sustancias siempre están presentes, al incrementarse su concentración en el aire pueden dañar la salud, sobre todo aquellas que no se pueden ver a simple vista, como las que se encuentran en el humo del cigarro, ya que no se depositan fácilmente, flotan y viajan libremente en el aire.

Grandes o pequeñas, las partículas provienen del humo de los camiones y las fábricas, de los incendios, del polen de las plantas, de las esporas de los hongos, de la piel que se desprende del cuerpo, de las heces fecales, de óxidos o herrumbres pulverizados, de algunos materiales y residuos de la fundición de metales como el hierro y otras se forman a través de reacciones químicas en el aire.

En la Ciudad de México las principales fuentes de partículas son el escape de los automóviles, la quema de diésel, las tolvaneras durante la temporada seca del año y las construcciones.

En su guía para proteger la salud "El invierno y la calidad del aire", señala que una vez en el ambiente, éstas flotan y viajan de un sitio a otro, por ejemplo, puede ser que se emitan en el Estado de México y se trasporten hacia Morelos o viceversa.

Cuando no hay suficiente viento, quedan suspendidas sobre la ciudad y se forma una nube casi permanente en el paisaje citadino que impide ver bien los objetos, incluso las montañas o edificios a cierta distancia.

Debido a que la población está constantemente en contacto con ellas, la Dirección de Monitoreo Atmosférico realiza la medición continua de ese contaminante que puede ocasionar importantes daños en la salud, sobre todo durante la temporada invernal.

La falta de lluvia, el cielo despejado, la disminución de la temperatura junto con el incremento de la actividad en la urbe contribuyen al aumento de este contaminante entre noviembre y febrero.

Ese periodo se conoce como la temporada de contaminación por partículas, debido al notable incremento en la concentración de este contaminante, principalmente por las mañanas, entre las 5:00 y 12:00 horas.

El viernes y el sábado son los días con las mayores concentraciones de partículas suspendidas por el aumento en la actividad nocturna de los habitantes de la ciudad.

Las delegaciones del norte y centro de la Ciudad de México, y la mayoría de los municipios del área conurbada del Estado de México son los más afectados por la presencia de concentraciones elevadas de partículas, debido la intensa actividad vehicular y el gran número de fuentes de emisión de esas zonas.

Diariamente, una persona respira entre cinco y ocho litros de aire por minuto, al inhalar se aspira cualquier partícula que este flotando en el ambiente y viaja al sistema respiratorio.

En su camino, las partículas grandes se adhieren a tu nariz y garganta mientras las pequeñas viajan profundamente y se depositan en los bronquios y pulmones.

La reacción del organismo contra estas partículas y sus componentes se manifiesta de manera inicial con resequedad, irritación, incremento en las secreciones, tos o dificultad para respirar y reacciones al sistema inmunológico.

El organismo produce moco para atrapar polvo, virus o bacterias, y así evitar que entren a nuestros órganos o se alojen en nuestro sistema respiratorio, la mucosidad forma parte de las estrategias de defensa del cuerpo, pero producirla permanentemente tiene que ver con la mala calidad de aire que respiramos.

A pesar de que las partículas suspendidas pueden provocar daños en cualquier persona, ciertos grupos son especialmente vulnerables a sus efectos, como niños, adultos mayores, deportistas y aquellos con problemas de asma o bronquitis.

Por causas naturales, los niños respiran más rápido que los adultos y si se toma en cuenta que los pulmones se terminan de desarrollarse durante la infancia y la adolescencia, el resultado es la acumulación de partículas en ese órgano, lo que puede ocasionar daños irreversibles.

El daño en el sistema respiratorio puede hacer que aumente el uso de medicamentos, las visitas al médico o que las emergencias sean más frecuentes.

La mejor manera de proteger la salud en esta temporada, es disminuir la exposición a este contaminante durante las horas de máxima concentración.

En ese sentido, el Sistema de Monitoreo Atmosférico destaca la importancia de consultar el estado de la calidad del aire antes de realizar ejercicio o actividades en exteriores.

Asimismo, sugirió tener mayor atención y cuidado con los niños y los adultos mayores, ya que pueden presentar alguna molestia a concentraciones menores del contaminante.

Es importante que en la escuela, los profesores tengan conocimiento de los daños de la contaminación y el estado de salud de los estudiantes antes de realizar actividades cívicas o deportivas al aire libre.

Las horas más recomendables para hacer ejercicio en la zona centro o norte del Valle de México son después de las 16:00 horas, cuando el viento ya dispersó la contaminación.

Mientras que en la zona sur, el ejercicio en exteriores se debe realizar por la mañana o después de la puesta del Sol y evitarlo en las horas centrales del día.

Ello, debido a que los contaminantes acumulados durante la mañana en el norte, son arrastrados por el viento hacia la zona sur, donde pueden permanecer varias horas y formar aerosoles secundarios y otros contaminantes como el ozono.

Antes de salir a ejercitarse, insistió, se debe consultar la calidad del aire en la estación más cercana a la zona en se acostumbra a realizar sus rutinas.

Si la calidad del aire se encuentra dentro del rango regular, es necesario disminuir la intensidad o duración del ejercicio, pero si indica que es mala, lo mejor es practicar deporte en interiores.

La contaminación también puede afectar la capacidad de defensa ante enfermedades y aumenta el tiempo de recuperación, por ello, exhortó a la ciudadanía a tomar precauciones adicionales para proteger la salud y participar con acciones individuales para disminuir las emisiones a fin de mantener una calidad del aire adecuada.

Fuente: Notimex