La corrupción policial, una práctica que goza de amplia aceptación en México

Policías que alquilan sus coches patrulla y sus uniformes a delincuentes o pagan a superiores para conservar un territorio son algunas de las prácticas comunes que, según expertos, reflejan que la corrupción goza de una amplia aceptación social en este país.

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Delincuentes toman una patrulla de la policía a cambio de dejar unos rehenes libres, después de tratar de robar una casa de empeño en Ciudad de México.

"En México la corrupción, entendida como el uso de recursos públicos para el aprovechamiento privado, tiene una amplia aceptación social y la policía también es producto de esta sociedad", dijo a Efe Ernesto López Portillo, director del Instituto para la Seguridad y la Democracia (Insyde).

Así, añadió, "no se puede entender la corrupción de la policía si no se entiende que la corrupción forma parte de la vida y de los códigos culturales aceptados por la sociedad mexicana".

Según un informe elaborado por la organización civil Transparencia Mexicana, anualmente se realizan en el país más de 200 millones de actos de corrupción, en los que se mueven más de 30.000 millones de pesos (unos 2.350 millones de dólares).

"Entre la sociedad mexicana el valor de la ley es muy débil en general, el ciudadano utiliza las oportunidades que pueda encontrar para ponerse por encima de la ley, es un problema cultural, histórico", apuntó López Portillo.

"Cuando el ciudadano se enfrenta a la ley, busca un acuerdo extraoficial con la policía", así que ellos "son parte del problema", comentó.

Son las conocidas "mordidas" o sobornos que los ciudadanos pagan para evitar que los policías los multen por exceso de velocidad o para agilizar un trámite burocrático, una práctica que también abunda entre los distintos mandos de los cuerpos policiales.

En los últimos días fueron detenidos dos policías del municipio de Naucalpan, en el central Estado de México, después de que presuntamente alquilaran su patrulla, su armamento y sus uniformes a civiles que se dedicaban a hacer asaltos.

"Uno de los policías sí iba a bordo con otros dos delincuentes (también detenidos), pero el comandante creemos que se iba a descansar tranquilamente a su casa", explicó a Efe José Manuel Alvarado, comisario de Naucalpan.

Esta semana también fue arrestado otro policía que le pedía dinero a un subordinado para mantenerlo trabajando en un lugar y una zona específica.

"Muchos malos elementos han visto a la policía como un negocio personal. Tienen ya compromisos adquiridos en algún área determinada y de lo que tienen miedo es de que los cambien porque ya están acostumbrados a adquirir algunas ganancias" (a sobornar en la zona), declaró.

Según Eduardo Bohórquez, director de Transparencia Mexicana, las policías municipales son las que tienen una menor fortaleza institucional y en las que hay un mayor riesgo de corrupción. También las que están en operaciones contra el crimen organizado.

En su opinión, en México hay dos grupos de personas, "los que creen que la corrupción les ayuda a facilitar la vida cotidiana o que incluso no ven otra alternativa", y otro que "se adaptaría a otras reglas si fueran mejores".

Reducir los trámites burocráticos o implantar medidas como el pago inmediato de las multas mediante tarjeta de crédito son algunas de las cosas que reducen las posibilidades de mordidas, aunque para López Portillo uno de los principales problemas es la falta de derechos de la propia policía.

"Los policías no están protegidos por el régimen constitucional laboral, tienen derechos muy débiles, una gran incertidumbre y sometimiento a sus mandos y eso genera incentivos para la corrupción", dijo el director de Insyde, quien recordó que en México hay más de 2.000 corporaciones policiales que se rigen bajo códigos propios.

"Los ciudadanos no ejercen control sobre la policía, cuando el primer control de la democracia es el ciudadano. Los fiscales tampoco los controlan. La policía funciona con un sistema paralelo, con una cadena de mando propia", apuntó.

Por eso, el principal paso para evitar la corrupción, añadió, es fortalecer a la policía dándole más recursos y derechos, y generar mecanismos de control que sancionen adecuadamente las conductas, como son los controles de confianza que tratan de eliminar a los elementos corruptos.