Halston, el diseñador que puso la moda patas arriba y vivió la noche

"Dios bendiga a Jackie Kennedy", "Que se joda Jackie Kennedy; dejó de llevar sombreros para no estropearse su horrible peinado" son los primeros diálogos de "Halston", serie que recrea la vida del diseñador más influyente del Nueva York de los años 70, el fundador de una firma que era sinónimo de lujo, sexo y fama.

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Jackie Kennedy, Liza Minnelli, Greta Garbo o Elizabeth Taylor fueron algunas de las clientas de este diseñador que cambió las reglas del vestir, revolucionó el prêt-à-porter de Estados Unidos con prendas que exhalaban elegancia y un aire práctico, al tiempo que se vivía la noche con intensidad.

Se convirtió en un diseñador de fama internacional, puso la moda patas arriba y murió de sida a los 57 años.

Ahora, en cinco capítulos, Netflix compila la vida y obra de este creador visionario especialmente querido por el público de la famosa discoteca de Manhattan Studio 54 en la década de los 70 y los 80 en "Halston", serie que se estrena este viernes.

En este "biopic" se ve que nació en una familia de clase media en Iowa (EE.UU.) en 1932 y que su padre maltrataba a su madre, un dolor que paliaba creando sombreros para ella con coquetas plumas de gallinas y pájaros de la zona.

"Los sombreros son esculturas, hacía sombreros para animar a mi madre, tuve una infancia especial", dice en la serie un Roy Halston Frowick Halton interpretado por Ewan McGregor.

Escapó de ese ámbito rural para convertirse en estrella y alcanzó la fama cuando creó el famoso sombrero "pillbox" que llevaba Jackie Kennedy en la ceremonia de investidura presidencial de su marido.

En el primer capítulo surge la amistad entre el creador y Liza Minnelli, quien luce un fabuloso vestido rojo. Su popularidad va creciendo a la par que su vida nocturna en el Studio 54, donde se codeaba con Andy Warhol, Yves Saint Laurent o Bianca Jagger.

En la serie dirigida por el exitoso Ryan Murphy, aparece como un diseñador exigente, autoritario, con (mal) carácter y muy obsesionado con el trabajo. En su vida privada se muestra en ocasiones frágil y en otras déspota. Sin embargo, de cara a la galería vendía una imagen más reflexiva, cautivadora y libre.

Halston era la sofisticación y el exceso, con gran poder de seducción ante mujeres y hombres. Alto, delgado y guapo, un encantador de damas que vestía con chaqueta americana y jersey de cuello vuelto. Sus buenos modales, junto con su figura, le abrían todas las puertas, potenciaban un aura de éxito a su alrededor.

Por la noche, se transformaba, buscaba sexo fácil, prefería esmoquin, bufanda de seda blanca, el uniforme con el que acudía a toda fiesta de empaque.

En estos capítulos, se ve cómo Halston apuesta por la sencillez extrema frente a la forma de vestir recargada. No pasan desapercibidos sus patrones cortados al bies de una pieza, sus vestidos túnica, los modelos drapeados y sus sencillos trajes pantalón y chaqueta que tanto gustaban a Bianca Jagger.

Trabajó para facilitar el vestir de las mujeres que se incorporaban al mundo laboral, al tiempo que se esforzaba por crear prendas de noche y festivas sensuales, amplias y vaporosas sin lazos o unos botones que lucían sus modelos, conocidas como "halstonettes".

Su nombre y su estilo construyeron un imperio y definieron una era de lujo, fama y sexo, pero también tuvo que bregar para salvar su bien más preciado: Halston.

Con tesón alcanzó la cima, lo más alto, pero tras sus gafas de sol y sus impulsivas caladas a un cigarrillo Halston vio cómo perdía el control de su vida como consecuencia de grandes fiestas de alcohol y drogas.

Un tipo con gran ambición que soñaba con vestir a todas las mujeres del país y que se presentaba diciendo "Llámeme sencillamente Halston", un caballero que termina su vida (al menos en la serie) contemplando el mar, solo, sin rumbo determinado y pidiéndole a su chófer: "Llévame a donde sea, tú únicamente conduce".