Oda a la inocencia y la imaginación en la pasarela hombre de París

En busca de la juventud perdida estuvieron hoy en París las firmas Louis Vuitton e Issey Miyake, que convirtieron sus pasarelas en salones de juegos en los que dejar volar la mente y dar pie a creaciones coloridas y originales.

Vuitton presentó la que ha sido su segunda colección consecutiva de moda hombre a cargo del equipo de diseño, sin un director creativo al frente desde la muerte en noviembre del estadounidense Virgil Abloh.

La firma, que de momento no le ha buscado sustituto a Abloh, volvió a homenajear al joven creador, fallecido a los 41 años, reviviendo el universo de fantasía y recuperando las tendencias callejeras de los años 90 en una proporcionada mezcla de sastrería y moda urbana.

"Larga vida a Virgil" cantaba desde la primera fila el rapero Kendrick Lamar, que se encontraba junto a la modelo Naomi Campbell. De fondo, la banda de música de la Universidad Florida A&M, con sede en Tallahassee (Estados Unidos), que abrió el espectáculo con una marcha.

También una pista de carreras para coches de juguete reproducida por Louis Vuitton en el patio interior del Palacio del Louvre, que servía de escenario al desfile.

La colección, en la que reinaron los verdes, lilas, tonos celestes y amarillos, estuvo protagonizada por trajes tipo uniforme de trabajo con cortes exageradamente grandes, cazadoras de motero con estampados gráficos inspirados en los vídeos musicales de los años 80 y pantalones de cuero con efecto troquelado, cortados con láser.

A la estética de patinador noventero que tanto ha marcado el imaginario de Abloh se le sumaron prendas más románticas, más francesas, como adornos en flores de crochet sobre los trajes de chaqueta y en las cazadoras tipo "bomber".

Los estampados impresionistas de los cuadros franceses se convertían en abrigos bordados con lentejuelas en seda y lana.

La silueta de Vuitton sigue apostando por chaquetas grandes, de hombros "oversize" y corte largo y fluido, a las que ahora se añaden larguísimas faldas plisadas en algodón y muselina.

Llamaron la atención los accesorios, como los gorros blancos que imitaban los barcos de papel que hacen los niños, así como botas de nieve en colores fluorescentes y zuecos de plástico con exagerado tacón en verde lima y negro.

La marca introdujo, además, tejidos de antiguas temporadas con la voluntad de mejorar el aprovechamiento de sus telas y reducir en parte el desperdicio de excesos de otros años.

EL BAILE ACROBÁTICO DE MIYAKE

También de juego, imaginación y baile fue la colección de la firma japonesa Issey Miyake, en su primer desfile presencial desde marzo de 2020 y los primeros confinamientos por el coronavirus.

En la nueva y diáfana sede central de La Poste, la compañía nacional de correos, cerca del Louvre, la casa presentó un espectáculo de danza dirigido por el actual director del Teatro Nacional de Chaillot, Rachid Ouramdane.

Ouramdane coreografió saltos de vértigo, giros acrobáticos y un juego de carreras que permitieron mostrar la comodidad de las prendas, en los tradicionales plisados sintéticos que han hecho famosa a la marca japonesa.

Entre los colores, reinaron los pasteles, desde el gris hasta el azul cielo, con algunos golpes de marrón, amarillos, violetas y estampados, como una túnica ilustrada con árboles por encima de unos pantalones rectos.

Las bermudas se llevaron con chaquetas con capucha, preparadas para las tormentas de verano, para bailar y dejarse conquistar por una moda preparada para el mundo real.