América Latina desde los ojos de Rigoberta Menchú

“Estoy completamente segura de que nadie nos vendrá a resolver los problemas que tenemos en América Latina, los vamos a resolver nosotros mismos, y eso significa quizás una nueva energía de pensamiento, de un nacionalismo no fanático, sino del que le da firmeza en su propia dignidad”, expresó la líder indígena guatemalteca Rigoberta Menchú, en su charla “Una mirada latinoamericana”, dentro de las actividades de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL).

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“Sí hay esperanza. Hay un real potencial en una juventud que tiene la tecnología y la letra a la mano”, señaló la Premio Nobel de la Paz 1992, en el marco de la FIL

La también defensora de los derechos humanos abordó temas como la paz, educación, pueblos indígenas, migración y valores. Dijo que los cambios deben de pasar primero por el ser humano, en segundo término por las normas que ha dictado y en tercero, por la misión que tenga en la vida. “La educación formal oficial nos ha fallado. ¿Cómo va a recuperar esa deuda que tiene con nosotros, los seres pensantes? Tendría que redirigir su agenda y tiene que ser humanista, y hacer políticas públicas para que generemos ese liderazgo que nos falta”, resaltó.

En cuanto al nacionalismo, recordó que cuando vino a México hace 36 años, los mexicanos tenían un nacionalismo, esa identificación y amor por el país que también le daba una conciencia social. “Extraño esa parte solidaria, humilde de los mexicanos, porque ahora piensan que la carrera contra el tiempo es parecerse al otro lado. Les pido que revaloremos lo que tenemos, que retomemos nuestros valores, nuestros principios”, subrayó.

Expresó que el mundo global en que vivimos tiene, por un lado, muchas desventajas, pero por el otro no hemos aprovechado las oportunidades. “Sí hay esperanza. Hay un real potencial en una juventud que tiene la tecnología y la letra a la mano”.

La también galardonada con el Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional por su trabajo en la defensa y dignificación de la mujer, lamentó que sigamos teniendo una sociedad temerosa, que habla en privado y en un escenario ya no habla igual, y dijo que ocultar la verdad es el peor crimen que se pude cometer contra la memoria de un pueblo y contra la memoria de las víctimas de un delito. “Ese crimen es a largo plazo, ese dolor extendido en el tiempo lo vamos a pagar y estamos a tiempo de prevenirlo”, concluyó.

Fuente: UdeG