Filarmónica capitalina pone de pie al público del centro Roberto Cantoral

Talento, virtuosismo y pasión se vivió en el escenario del Centro Cultural Roberto Cantoral, donde la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México (OFCM) ejecutó con brillo “Un réquiem alemán, Op. 45”, de Johannes Brahms, acompañada por las voces de Gabriela Herrera y Carsten Wittmoser.

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El concierto, que tuvo lugar en esta sede alterna mientras se realiza la rehabilitación de la Sala Silvestre Revueltas del Centro Cultural Ollin Yoliztli, donde habitualmente se presenta la agrupación, contó con la participación de los Solistas Ensamble y del Coro de Madrigalistas del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA).

Ante una buena entreada en el recinto coyoacanense, la soprano Gabriela Herrera y el barítono Carsten Wittmoser engalanaron la función que músicos y coros dieron con maestría.

La pieza es considerada una conmovedora partitura sinfónico-coral dedicada a la meditación sobre la muerte.

Sus características, tales como el utilizar textos en alemán, alejarse de la secuencia litúrgica tradicional y la orientación filosófica de la obra, permiten apreciar con claridad que el compositor no se equivocó al enfatizar en el título el espíritu alemán de su Réquiem.

Para hacer énfasis en la intención de esta noble obra, Brahms declaró alguna vez que había pensado cambiarle el título y ponerle simplemente Un Réquiem humano, según destacan las notas del programa, que en esta ocasión estuvo dirigido por Scott Yoo.

Al término de la pieza, el director llamó a sus músicos para levantarse y recibir las oleadas de aplausos que compartieron con coros e intérpretes solistas, despedidos por algunas personas que se levantaron de sus butacas para ovacionarlos.

La Filarmónica es un medio excelente para divulgar la música de concierto en todos los sectores de la población, principalmente en la capital del país, que forma parte de la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México.

Scott Yoo comenzó sus estudios musicales a los tres años; poco después, a los 12, interpretó el Concierto para violín de Mendelssohn con la Orquesta Sinfónica de Boston. Recibió el primer premio en el Concurso Internacional de Violín Josef Gingold en 1988 y en las audiciones de jóvenes artistas, en 1989, así como la beca Avery Fisher Career en 1994.

Fuente: Notimex