Preocupación en Japón por la fuerte devaluación del yen

El gobernador del banco central de Japón, Haruhiko Kuroda, y el primer ministro nipón, Fumio Kishida, abogaron hoy por "estabilizar" los mercados de divisas tras la fuerte depreciación del yen, una tendencia que preocupa en la tercera economía mundial en el contexto de inflación global.

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Haruhiko Kuroda, en una imagen de archivo. EFE/EPA/ALESSANDRO DELLA VALLE/Archivo

Aunque no dieron detalles a los medios sobre el contenido del encuentro ni sobre posibles medidas concretas para frenar la caída de la divisa nipona, el solo hecho de que se reunieran actuó como un bálsamo para los mercados de divisas y favoreció cierto repunte del yen, que, no obstante, sigue en niveles mínimos frente al dólar y al euro.

MÍNIMO EN MÁS DE 6 AÑOS

El dólar llegó a comprarse a 125 yenes el pasado lunes, su máximo frente a la moneda japonesa desde agosto de 2015, tras una rápida subida desde la franja media de los 119 yenes en la que se movió la semana precedente.

El euro se cotizaba este miércoles en la zona alta de los 135 yenes, un precio que no se veía desde inicios de 2018.

Los analistas achacaran este declive al inusual movimiento realizado el lunes por el banco central nipón, que en ese mismo día efectuó dos ofertas de compra ilimitada de bonos de deuda ante una subida de los rendimientos a largo plazo al 0,25 %, su mayor nivel en seis años.

Detrás de estas tendencias está la creciente divergencia entre la política monetaria del BoJ, que mantiene su amplia estrategia de flexibilización con vistas a alcanzar su objetivo de inflación interanual del 2 %, y de la Reserva Federal de Estados Unidos, embarcada ya en sucesivas subidas de tipos de interés.

Kuroda, no obstante, afirmó tras la reunión de hoy que las operaciones del Banco de Japón (BoJ) "no tienen un impacto amplio y directo sobre los movimientos de divisas", y señaló que los tipos de cambio "deben moverse de forma estable y reflejar los fundamentos económicos".

Después de la poco habitual cita entre el gobernador del banco central y el primer ministro -no se reunían cara a cara desde el pasado 4 de noviembre-, la divisa japonesa repuntó hasta volver a situarse en los 121 yenes frente al billete verde.

El yen, en cualquier caso, acumula una devaluación del 7 % frente al dólar en lo que va de año.

ARMA DE DOBLE FILO

La caída de la divisa nipona llega en el escenario de aceleración de los precios globales de las materias primas, una coyuntura peligrosa para la tercera economía mundial por su alta dependencia las importaciones energéticas, de minerales y metales y de componentes como los semiconductores.

Un yen barato frente al dólar y al euro ha sido muy favorable para la industria nacional en los últimos años, puesto que ha permitido a las empresas exportadoras engordar sus beneficios al repatriarlos y ser más competitivas en el extranjero.

Pero una devaluación excesiva es considerada perjudicial especialmente en el contexto de inflación global, tendencia que ya está empezando a socavar los márgenes de beneficio de las compañías japonesas y a repercutir en los precios de consumo.

"Analizaremos con atención la rápida depreciación del yen y su impacto en la economía", dijo hoy el portavoz del Ejecutivo, Hirokazu Matsuno, al ser preguntado por el tema.

El ministro de Finanzas, Shunichi Suzuki, habló, por su parte, de la necesidad de evitar una "mala" debilitación del yen el pasado martes, cuando también se produjo una reunión telemática entre los responsables de asuntos financieros internacionales de Japón y Estados Unidos para tratar la situación de la divisa nipona.

Los analistas nipones prevén que la debilidad del yen continúe por un tiempo como resultado del cuantioso aumento de la masa monetaria obra del BoJ, y también vaticinan que la inflación se acelere en Japón hasta el 2 % interanual durante el primer semestre del año como resultado sobre todo de la coyuntura global.

El economista Takahide Kiuchi, del Instituto de Investigación Nomura, apuntó en una columna de opinión publicada hoy que esta "depreciación mala" del yen puede incluso empujar al BoJ y al Gobierno nipón a replantearse las políticas monetarias ante la previsible pérdida del poder adquisitivo de los nipones.