Huracán Wilma, lección de múltiples aristas para el Caribe mexicano

El paso del huracán Wilma en 2005 aleccionó al Caribe mexicano sobre múltiples aristas relacionadas con la protección civil, la restauración tras el desastre, el cuidado de los recursos naturales y abrió los ojos ante los nuevos retos en materia de infraestructura turística.

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El secretario de Ecología y Medio Ambiente de Quintana Roo, Carlos Rafael Muñoz Berzunza, refirió que, además del relleno de playas, se creó un programa de reforestación con palmeras en los arenales, para evitar la erosión y “está el programa de Blue Flag”.

El huracán provocó severos daños a la costa quintanarroense, en esta ciudad se “comió” 12 kilómetros de playa entre Punta Cancún y Punta Nizuc, por lo que en 2009 se creó el Fideicomiso para la Restauración, Recuperación, Sostenimiento y Mantenimiento de Zona Federal Marítimo Terrestre de Quintana Roo, que está por cumplir su ciclo, agregó.

Sin embargo, para Jesús Muñoz Serrano, empresario y uno de los primeros en llegar a Cancún hace más de 30 años, la imagen de los saqueos que se generó tras el paso del huracán todavía es una “herida abierta porque no refleja lo que es la mayoría de la población que llego a vivir a la zona”.

En su momento dolió y mucho la ola de saqueos, no hemos tenido otras experiencias desde hace 10 años, pero esperamos que nunca más se repitan esos actos de rapiña, Cancún no se lo merece”, sostuvo.

El director de la Oficina de Visitantes y Convenciones, Jesús Almaguer Salazar, recordó que el Caribe mexicano fue “severamente golpeado” por Wilma provocando la erosión de las playas, cambios en el sistema lagunar Nichupté, en la barrera arrecifal, así como en las áreas naturales protegidas y ríos subterráneos.

El presidente de la Asociación de Hoteles de Cancún y Puerto Morelos, Carlos Gosselin Laurel, consideró que el paso del huracán es un referente de la suma de voluntades y esfuerzos de autoridades, empresarios y ciudadanía, que permitió el restablecimiento, en menos de un año, de los servicios turísticos.

Diez años ya transcurrieron desde el paso del fenómeno meteorológico que durante tres días devastó este destino y la Riviera Maya, y causó daños que requirieron de una inversión de mil 500 millones de dólares por parte de la iniciativa privada para “normalizar” la operación del destino.

Dijo que esa cifra incluye cerca de 20 millones de dólares que se aplicaron en un esquema de recuperación de playas, de un tramo de arenales de 12 kilómetros que se “comió” el mar entre Punta Cancún y Punta Nizuc.

Además, el aeropuerto internacional de Cancún que, si bien también sufrió severos daños, en cuestión de horas comenzó recibir aeronaves con apoyo y permitió despegar a otras con personas que fueron desalojadas.

La secretaria de Turismo del estado, Laura Fernández Piña, indicó que una de las fortalezas del Caribe mexicano “radica en el espíritu de lucha de sus habitantes, que independientemente del apoyo del gobierno federal, lograron estar de pie en menos de tres meses con turistas disfrutando de las vacaciones de invierno de 2006 en un renovado destino”.

Wilma, de categoría cuatro, se quedó casi 60 horas azotando la zona con fuertes lluvias y rachas de viento de hasta 320 kilómetros por hora. A su paso, arrasó con las zonas turísticas y urbanas de Cozumel, Isla Mujeres, Riviera Maya y Cancún, entre otras ciudades de esta entidad que, juntas, albergaban 772 hoteles y 60 mil 459 habitaciones.

Ese 21 de octubre de 2005, la zona hotelera y el centro de Cancún contaban con 27 mil 450 habitaciones, mientras que el corredor Riviera Maya tenía 26 mil.

De acuerdo con información del gobierno del estado, en Cancún antes del huracán Wilma operaban 27 mil cuartos de hotel y en la actualidad son 30 mil 784 habitaciones, mientras que en la Riviera Maya, en octubre de 2005 había 26 mil y en la actualidad son 42 mil 232 habitaciones.

A finales de octubre de 2015, la zona hotelera de Cancún, donde se encuentra la mayoría de la oferta, los 60 centros de hospedaje instalados a lo largo de la avenida Kukulkán sufrieron daños de graves a incluso de pérdida total.

En menos de un año, de acuerdo con archivos consultados en la agrupación hotelera de Cancún, poco más de 24 mil habitaciones ya estaban de nueva cuenta en servicio con los más altos estándares de calidad.

El ex presidente de los hoteleros, Abelardo Vara Rivera, refirió que el lunes 31 de octubre de ese mismo año, apenas nueve días después del impacto de Wilma “se normalizaron” operaciones en la terminal aérea, con vuelos de Mexicana, US Air 3000 (un charter de Apple Vacations) y Aviacsa.

El presidente de la Asociación de Hoteles de la Riviera Maya, Jean Agarrista, expuso que a 10 años del paso de Wilma la región “alcanza condiciones de madurez que lo ponen entre los mejores destinos turísticos”.

Sin embargo, planteó que tanto Cancún como la Riviera Maya requieren un recinto ferial, que permita cerrar la pinza para llegar a prácticamente todos los segmentos.

“Tenemos restaurantes, espectáculos y cultura. Faltan espacios para la recepción de eventos, exposiciones y ferias internacionales”, opinó.

En entrevistas por separado, ambos dirigentes hoteleros consideraron que lo mejor del Caribe mexicano está por venir, pero que es preciso también poner atención al tema de la sustentabilidad.

“Wilma nos dio una lección, a la naturaleza hay que respetarla y por eso debemos buscar que el desarrollo sea con armonía”, agregó.

El dirigente de los hoteleros de Cancún y Puerto Morelos consideró que hay tres segmentos que se deben trabajar por la derrama económica que dejan por visita, como es el sector náutico, con turistas de yates que tiene un costo por arriba de los 15 millones de dólares, quienes gastan más que los de crucero.

De igual forma, siguió, está la pesca, pues se trata de paseantes que llegan a gastar al día hasta seis mil dólares en esa actividad, así como el turismo médico y de salud, que requiere de mayor calidad para hacer que vengan, pero se deben resolver cuestiones de seguros, algo a lo que el mercado estadounidense está aferrado.

Por su lado, el coordinador de Protección Civil en la Zona Norte, Guillermo Morales López, anotó que tras el paso de Wilma “cada temporada de ciclones deja una diferente lección”, que en este momento permite a Quintana Roo contar con un esquema confiable en materia de protección civil, protocolos y campañas preventivas.

Cada fenómeno meteorológico permite “saber cosas nuevas” y en el caso de Wilma se aprendió a tener provisiones para 120 horas y no para 36 como anteriormente.

A una década del impacto, “independientemente de la infraestructura renovada, un Cancún vigente y a la vanguardia como destino turístico, es muy importante mantenerse alertas y mejorando los esquemas de trabajo para casos de emergencia”.

Aunado a las acciones que realizan las autoridades para enfrentarse los fenómenos hidrometeorológicos, planteó, es necesario que la ciudadanía sea auto-preventiva para fortalecer la cultura de la autoprotección y participación comunitaria.

En esa ocasión, los sistemas de Protección Civil del Comité estatal de Huracanes ordenaron el refugio y traslado a sus lugares de origen de unos 65 mil turistas que se encontraban en Cancún y la Riviera Maya.

El asesor de la Asociación de Hoteles, Salvador Sánchez de la Vega, señaló que de acuerdo con resultados de los cursos de capacitación que realiza el Centro Nacional de Huracanes de Miami, la cultura de huracanes en esta zona en general “se ha convertido en punto de referencia” en cuanto a medidas preventivas se refiere.