El nuevo gobierno de Taiwán afronta serios retos entre el descontento popular

La dimisión hoy como primer ministro taiwanés de Sean Chen y de los ministros de su gobierno abre paso a un nuevo Ejecutivo que se enfrenta a serios retos políticos y económicos entre una escasa popularidad.

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El nuevo jefe de gobierno designado es Jiang Yi-huah, hasta la fecha viceprimer ministro.

El nuevo jefe de gobierno designado es Jiang Yi-huah, hasta la fecha viceprimer ministro, que ya ha anunciado su nuevo equipo ministerial, en el que el hasta ahora ministro de Transporte y Comunicaciones, Mao Chi-kuo, será el nuevo viceprimer ministro.

Los actuales ministros del Interior, Relaciones Exteriores, Defensa Nacional, Finanzas, Educación, Cultura y Justicia mantienen sus cargos en el nuevo Gabinete que tomará posesión el 18 de febrero, primer día laboral tras las vacaciones del Año Nuevo Lunar.

El nuevo equipo económico está compuesto por Chang Chia-juch, presidente de China Airlines, la primera aerolínea taiwanesa, que reemplaza a Shih Yen-shiang como ministro de Economía, y por el hasta ahora ministro sin cartera Kuan Chung-ming que será jefe del Consejo para la Planificación y el Desarrollo Económicos.

El gobierno de Sean Chen afrontó protestas ante la subida de la electricidad y de los carburantes, el uso de la energía nuclear, la posible quiebra de un sistema de pensiones muy desigual para empleados públicos y privados, entre otros temas.

Taiwán se enfrenta a una nueva relación económica con China, tras la firma, en junio de 2010, del Acuerdo Marco de Cooperación Económica (AMCE), similar a uno de libre comercio, que se desarrolla y profundiza, y que tiene importantes consecuencias sociales.

El nuevo Gabinete tendrá que negociar la liberalización financiera con China en futuros diálogos comerciales, estará bajo mucha presión para firmar tratados comerciales con otros países e integrarse en bloques regionales, señala Wu Chung-shu, presidente del Instituto de Investigaciones Económicas Chung-Hua.

La importancia de China para las inversiones exteriores taiwanesas, sus exportaciones y sus ingresos turísticos impulsan a Taiwán hacia una integración económica que muchos ven como un peligro para la autonomía política y social de la isla.

El nuevo Gobierno deberá pilotar una nueva etapa de negociaciones para expandir y profundizar el AMCE, vigilado por los sectores independentistas de Taiwán, el nuevo gobierno chino y sus principales socios internacionales, incluido Estados Unidos.

En el plano político interno, el nuevo Gabinete afronta la reforma del sistema de pensiones, que ha estado al borde del colapso, y que favorece al sector público sobre el sector privado.

La oposición a la entrada en funcionamiento de la Cuarta Central Nuclear, ya casi acabada, será otro desafío, dada la total dependencia energética de Taiwán de fuentes externas y la exigencia empresarial de electricidad barata para mantener la competitividad de la industria isleña.

En el campo económico, la isla busca evitar la marginación comercial internacional, con la firma de acuerdos comerciales con Estados Unidos y otros países, en medio de presiones chinas y exigencias que cuentan con oposición interna.

Washington exige a Taiwán la apertura de su mercado al porcino estadounidense con trazas del aditivo alimentario ractopamina, prohibido en muchos países -incluidos los de la Unión Europea- como condición para reiniciar negociaciones comerciales.

En el campo estratégico, Taiwán sigue bajo la amenaza militar de cientos de misiles chinos, a pesar del acercamiento económico entre las dos partes del estrecho de Formosa, y está envuelta en las disputas territoriales de los mares de China Oriental y Meridional.

El nuevo Gabinete deberá pilotar un difícil equilibrio entre mantener la dignidad nacional y las reclamaciones de soberanía, y no crear conflictos ni con China, ni con Japón y menos aún con su principal aliado militar, Estados Unidos.